Una corbata está generando un revuelo en la política tunecina de cara a las elecciones presidenciales. Sí, una corbata. Es que el líder de la oposición, Rachid Ghannouchi, ha generado una transformación en busca del poder en la que la corbata ocupa el lugar central.

Austero en el vestir, la imagen pública de Ghannouchi, alma del movimiento islamista tunecino Ennahda, ha sido siempre la misma: pantalón barato de pinzas, camisa abierta en el cuello y en tiempos de frío, una cazadora campera. Contrario de los dictadores y políticos laicos a los que ha combatido, siempre ha demonizado la corbata, al decir que es un "símbolo de la decadencia y el imperialismo occidental".

Por eso sorprendió que apareciera la semana pasada con una corbata anudada al cuello durante una entrevista en la televisión local Nesma TV. Una decisión tan inusual como extremadamente simbólica que se ha apoderado del debate público nacional y desatado todo tipo de comentarios y especulaciones sobre la supuesta ambición del veterano líder de cara a las cruciales elecciones presidenciales de 2019.

"Ghannouchi está en el último escalón de su plan para darle un aire nacionalista a su partido y eso incluye el cambio de imagen total, camisa de vestir y corbata, para la entrevista", explica la diputada Bochra Belhaj Hamida.

"Lo que entendemos es que pretende acercarse a la imagen que los tunecinos tienen de un hombre de Estado. El momento elegido puede sugerir que se está preparando para las elecciones presidenciales en 2019", argumenta.

Lo cierto es que la aparición de Ghannouchi con aspecto de candidato en la cadena que hizo campaña en favor del presidente Beji Caïd Essebsi ha desestabilizado tanto al gobierno como el tablero de ajedrez político.

(efe)