El celular de la ex jueza María Luisa Pérez Vara sonaba y sonaba pero nadie atendía los insistentes llamados. La policía y la Fiscalía la buscaban con urgencia porque un doble crimen de tinte mafioso bullía sobre Circunvalación y el turno judicial indicaba que debía estar a cargo. Luis Medina, empresario de la noche y sospechoso de negocios ligados al narcotráfico, estaba muerto en su auto, igual que su pareja, Justina Pérez Castelli, acribillados mientras transitaban por el acceso sur hacia el hotel del City Center donde se alojaban.

No hubo manera de contactar a la jueza hasta la tarde, cuando atendió el llamado y se excusó del faltazo por problemas de salud. Sin embargo, la señal de su celular indicó que el móvil se encontraba en Cariló. Meses después la acusarían por el delito de incumplimiento de deberes de funcionario público y la condenarían a un año de prisión en suspenso, es decir sin hacerse efectiva.

Este viernes habrá una nueva apelación por parte de su defensa, quien considera que la sentencia analizó mal las pruebas y está hecha sin respaldo jurídico. Su abogado defensor, Jorge Bedouret,  sí atendió la llamada de Rosarioplus.com y contó una versión completamente distinta a la narrada.

El letrado desacreditó rápidamente la versión que colocó a su clienta en la arena de Cariló, al reparo de la tranquilidad del mar. “Se dice que estaba tomando sol en la costa, es una gran mentira”, protestó desde Tribunales. En cambio, Bedouret argumentó que la ex jueza tenía dos celulares a su nombre, uno que usaba ella y otro su hija. “La que estaba en la costa era la hija”, afirmó sin más vueltas.

Entonces, por qué no se presentó a su turno a asignar las primeras medidas en un crimen que desde el primer momento se presentaba como caliente. “Ella estaba con presión alta, por eso no se presentó al turno, se lo explicó a todos los que la llamaron. A pesar de eso, se comunicó telefónicamente y ordenó la forma en que debían hacer el allanamiento y se la mandó a firmar por personal del juzgado. La historia es muy sencilla, no como la presentan”, resumió el abogado.

Desde la Procuración de la Corte Suprema de Justicia iniciaron una investigación administrativa y se cerró meses después con una sanción económica de 3 mil pesos. Pero la acción penal la acusó por el delito de incumplimiento de deberes de funcionario público, y el procesamiento fue dictado en 2015 por el entonces juez correccional Héctor Núñez Cartelle, quien calificó de "insólito" el accionar la jueza y habló de "infructuosos y reiterados requerimientos para que interviniera en un doble homicidio con características gravísimas".

Luis Medina estaba en la mira de los investigadores desde hacía tiempo y no residía en Rosario, la ciudad que lo vio crecer en años y patrimonio. Por esos días había venido desde su casa de un country en Pilar y se había alojado en el hotel que se ubica en el complejo del casino City Center, en la zona sur de la ciudad y hacía allí se dirigía con su novia cuando se le pusieron a la par y le asestaron varios disparos mortales de calibre 9 milímetros.

La urgencia por cuidar la prueba en lo que los policías y los fiscales presumían un crimen con cola, llevó a que la jueza Raquel Cosgaya actuara en las primeras medidas. Luego pasó a manos de la actual diputada y jueza en aquel momento Alejandra Rodenas. En el interín, hubo una polémica situación con la notebook que Medina tenía en la habitación del hotel. La computadora desapareció por unos días del control judicial de la causa y estuvo en manos de dos funcionarios técnicos del Ministerio de Gobierno que por entonces conducía Rubén Galassi. Nunca se supo qué hicieron esos funcionarios -ingenieros en sistemas ambos- con la notebook y con qué atribuciones. La explicación que se deslizó siempre desde el gobierno fue que se ofrecieron a desbloquear el aparato porque los peritos de Gendarmería Nacional no podían hacerlo.