El arma calibre 9 mm que la policía secuestró del departamento de Callao al 3900 donde fue atrapado Alan Funes, junto a su novia Jorgelina Selerpe, podría ser una pieza clave para los investigadores y un dolor de cabeza para el joven, porque lo dejaría muy cerca de una condena. 

Es que según indicaron las fiscales Georgina Pairola, de la Unidad de Homicidios, y Gisela Paolicelli, de la Unidad de Investigación y Juicio, “en el cotejo balístico resultó que era la misma arma con la que se cometió el homicidio” de Marcela Díaz, la mujer de 36 años que fue acribillada a balazos a pocos metros de su vivienda ubicada en Lejarza al 5600 el domingo 14 de enero.

Si bien Funes negó todo durante la audiencia imputativa que se realizó este jueves por la mañana en Tribunales y en la que el juez Héctor Núñez Cartelle le imputó varios delitos, la prueba sería contundente y el joven podría recibir una pena de prisión cuya escala penal “empieza desde un mínimo de 8 años”, describieron las fiscales.

"Yo soy inocente. Las cosas que secuestraron no son mías. En mi habitación no se secuestró nada", es lo poco que dijo Funes este jueves en Tribunales ante el juez y las fiscales, intentando desligarse de la prueba que lo ligaría al crimen de Díaz, quien era la media hermana de Ariel "Tubi" Segovia, imputado por el homicidio de Lorena Ojeda, baleada en diciembre de 2016 en Rueda y Vera Mujica, y enemigo del Clan Funes.

Claro que el arma secuestrada no es la única prueba, aunque probablemente la más contundente. La hipótesis de que Alan Funes estuvo involucrado en el asesinato de Díaz -con un supuesto móvil de venganza- la brindó el único testigo del crimen, un hombre que viajaba en la moto junto a la víctima y que aseguró que el imputado fue uno de los homicidas.