El despliegue de efectivos que procuran cuidar a todos los rosarinos durante el clásico de la ciudad comenzó el sábado por la tarde y se extenderá  unas horas más allá del pitazo final del árbitro. En el estadio Gigante de Arroyito habrá 650 agentes, pero otros 200 están afectados a tareas en las adyacencias y en otros puntos estratégicos de la ciudad.

Se trata de un despliegue enorme. Además de los 850 efectivos afectados entre miembros de la Policía de la provincia de Santa Fe, fuerzas federales, Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y la Policía Acción Táctica, se suma el apoyo de una brigada aérea, y el Iris, un camión de alta tecnología que monitorea todas las cámaras de manera simultánea.

Como suele ocurrir en cada previa, durante la semana los dos clubes intentaron enviar un mensaje de paz. Los capitanes de Central y Newell’s brindaron una conferencia de prensa conjunta y también los presidentes se mostraron juntos en la reunión con el Ministerio de Seguridad provincial. “Tiene que ser una fiesta. Necesitamos el compromiso de todos”, subrayó tras ese encuentro Maximiliano Pullaro.

El propio ministro dejó en claro que “la seguridad pública no termina cuando finaliza el partido”. Uno de los objetivos del operativo será evitar incidentes como los que ocurrieron en los últimos minutos del clásico disputado hace meses en el Parque Independencia, así como también potenciales enfrentamientos en otras zonas de la ciudad.

“En el último partido hubo conflictos cuando terminó, y menores dentro del estadio. Pero sí dentro de la ciudad. Esperamos que la ciudadanía se comporte como lo debe hacer. No como los hechos de violencia con dos homicidios al terminar el mismo”, afirmó Pullaro al compartir los detalles del operativo.