Las muertes de Franco Casco, Jonatan Herrera y Gerardo Escobar se convirtieron en los tres casos de violencia institucional más emblemáticos de Rosario, pero no son los únicos. Otros jóvenes también perdieron la vida presuntamente en manos de la Policía, pero sus historias no ganaron la agenda mediática y este jueves, frente a la sede de Fiscalía, sus allegados harán escuchar el pedido de justicia.

Familiares y amigos de Brandon Cardozo, Jonatan Ojeda y Maximiliano Zamudio, acompañados de otros familiares de víctimas de violencia y organizaciones sociales, se reunirán a las 10 en Montevideo y Oroño y reclamarán que las causas avancen de una vez.

Las historias

Brandon Cardozo

Tenía 16 años cuando fue asesinado. El joven se encontraba festejando con amigos la llegada del año nuevo en una fiesta al aire libre, en Centenario y Entre Ríos, pero en el medio de la celebración se desató una pelea entre bandas que terminó con disparos. Uno de ellos dio en el mentón de Brandon, que perdió la vida camino al Hospital Roque Saenz Peña.

Días después, un policía declaró en Fiscalía que el autor del disparo había sido un compañero suyo y entonces se detuvo a Emiliano Gómez, agente de la Brigada Motorizada. El efectivo fue imputado por homicidio agravado y se encuentra con prisión preventiva, pero la familia de la víctima reclama que la carátula cambie a homicidio calificado. Gómez, en tanto, asegura ser inocente y señala a quien lo delató como el autor del disparo mortal.

Jonatan Ojeda

El 18 de octubre de 2015 fue víctima de una persecución por parte de un policía que desde hacía tiempo lo hostigaba. La víctima tenía 17 años y regresaba de bailar rumbo a su casa de barrio Itatí cuando el agente Martín Robledo comenzó a seguirlo en su automóvil mientras le disparaba.

El joven resultó gravemente herido y finalmente murió producto de los disparos recibidos (uno de ellos en el pómulo izquierdo). Mientras Jonatan se encontraba inconsciente, según declaró su madre, el policía intentó poner a su lado un monedero de color negro y un arma. Sin embargo, familiares y conocidos se lo impidieron. Cuando llegó el Comando Radioeléctrico (CRE) al lugar del hecho, los efectivos decidieron proteger a Robledo, quien permanece en libertad a pesar tener ocho causas abiertas por otros delitos.

Maximiliano Zamudio

A los 16 años recibió tres impactos de bala que provinieron de un arma no reglamentaria. Quien disparó fue un policía, que en su declaración intentó defenderse al argumentar que Maximiliano le quiso robar junto con otro joven y que disparó cuando los adolescentes lo amenazaron.

Pero nunca se encontró ningún arma a Zamudio y los testigos aseguraron que el chico estaba solo. La mamá de la víctima y los testigos dicen que el prefecto lo remató en el suelo. Como el fiscal de la causa considera que no hay peligro de entorpecimiento probatorio ni peligro de fuga, el agente se encuentra libre y en ejercicio de sus funciones.