La crisis económica que trae consigo la pandemia presenta muchas caras, dos de ellas son la violencia de género y la crisis habitacional. Si bien la preocupación por pagar el alquiler afecta a la mayoría de los inquilinos, las mujeres solas o con hijos, las lesbianas, travestis y trans constituyen los sectores de mayor fragilidad ante el incumplimiento del decreto que impide los desalojos y los que más se endeudan para cumplir.

Según el relevamiento de la Federación de Inquilinos, seis de cada diez inquilinos no alcanzarán a pagar el alquiler en mayo. El 68,2% de las personas que completaron la encuesta son mujeres y son ellas también las que se encargan de negociar con las inmobiliarias. En tanto, un 3% pertenece a la población LGBTTIQ+. En conjunto, ese 71% representa también el sector más vulnerable ante los incumplimientos del decreto.

El 30% de los hogares en alquiler está compuesto por una pareja con hijos. El 20, por una pareja sin hijos. El 27,5% vive solo y el 10% es un hogar "monomarental" ya que el 87,5% de esos hogares está integrado por una mujer y sus hijos.

En esto hogares no sólo se debe tener en cuenta la crianza en soledad, lo que conlleva muchas tareas de cuidado que no pueden ser distribuidas en la familia, sino también la falta de ingresos.

En los hogares monomarentales, el 49,1% percibe menos ingresos que antes de la pandemia, mientras que el 30,7% dejó de tener ingresos. Dicho de otro modo, casi el 80% vio recortados o eliminados sus ingresos. En el mismo orden, el 67,7% de estas madres advirtió que no puede pagar el alquiler, mientras que el 31,8% recibió maltratos o amenazas por parte de los propietarios o inmobiliarias.

Las disidencias conforman el 3% de los encuestados. Sin embargo, presentan también los números más alarmantes y críticos. El 84,5% declaró que no podrá pagar el alquiler de mayo. El porcentaje asciende al 100% en el caso de las travestis y al 93,8%, en el caso de las mujeres trans.

El 57,8% de la población LGBTTIQ+ inquilina aseguró que dejó de percibir ingresos. El 66,7%, en el caso de las travestis, y el 70,4%, en el caso de las mujeres trans. Del total, además, el 24% percibe menos ingresos. Así las cosas, el 81,9% vio recortados o eliminados los ingresos.

Se trata también de la población con mayor representación en alquileres de hoteles, pensiones y habitaciones. Además, están sobrerrepresentadas a la hora del maltrato o las amenazas de parte de propietarios e inmobiliarias, ya que el 48,3% denunció haberlas sufrido.

Desde los feminismos señalan que la deuda es la antesala del desalojo y, a la vez, la manera de aplazarlo. Para muchas, quedarse sin el lugar donde vivir implica irse a vivir directamente a la calle o recaer en casas violentas, de las que han logrado escaparse o recargar a familiares y producir situaciones de mayor hacinamiento y precariedad.

En los primeros días de mayo, la organización Inquilinos Agrupados hizo público el aumento de los llamados de inquilinas denunciando situaciones de abuso, maltrato y desalojos violentos. Junto al colectivo Ni Una Menos se reclamó, en un texto compartido, que "la casa no puede ser un lugar de violencia machista ni de especulación inmobiliaria" porque la vivienda tiene que ser un derecho, no un negocio.

Como se ha planteado en diversas ocasiones desde que inició el aislamiento social, preventivo y obligatorio y el pasado 20 de marzo, la frase "Quedate en casa" no es para todos.

Desde el inicio de la cuarentena 33 mujeres fueron asesinadas en sus hogares, demostrando que el peligro no sólo se encuentra fuera ante el posible contagio de coronavirus sino también dentro de las casas. A la problemática de los femicidios se le suma la especulación inmobiliaria y la incertidumbre respecto a la vivienda. 

Si bien desde Ni Una Menos destacaron que celebran el decreto presidencial que impide los desalojos hasta el 30 de septiembre, reclaman mecanismos concretos para asegurar que estos no sucedan y un abordaje específico para el mercado informal porque es donde se registran las situaciones más violentas.