Un gran operativo de seguridad se desplegó en el área de los Tribunales Federales de calle Oroño al 900, donde comienza el primer juicio oral y público por narcotráfico a la banda Los Monos. Ariel Máximo "Guile" Cantero y su mamá Celestina Contreras son los nombres de peso aunque se trató de la primera jornada con más protocolo que despliegue.

Guille Cantero y su ladero Emanuel "Ema" Chamorro, los máximos acusados en la causa Los Patrones, no estuvieron presentes sino que siguieron la audiencia por videoconferencias desde sus respectivos penales donde están purgando la condena de la justicia provincial por homicidios y asociación ilícita. Sí estuvieron acusados con baja repercusión mediática.

Eso le quitó cierto matiz y atractivo a la audiencia, en contraposición a las que se vivieron en el Centro de Justicia Penal en los primeros meses del año. En la primera parte del juicio se leyó el requerimiento a elevación a juicio por parte de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) que investigó la causa y acusó a 39 personas que presuntamente integraban una cadena  destinada a la venta de estupefacientes.

Uno por uno leyeron los nombres, las profesiones, el nivel de estudio de los acusados, y luego se repasó la manera en que la organización comercializaba la droga, tanto cocaína como marihuana, y los roles y funciones.

De allí se logró establecer- y ahora deberá probar la Fiscalía- lo que se presumía: que Guille Cantero y Emanuel "Ema" Chamorro, manejaban los hilos del negocio desde su pabellón cuando estaban alojados en Piñero y que su vínculo con el exterior eran sus parejas, quienes también están acusadas y con prisión preventiva.

La causa empezó en 2014 al descubrirse un punto de venta de drogas y terminó con la detención de importantes integrantes del clan Cantero. La investigación buscó registrar los movimientos de los eslabones visibles, es decir,  quienes están en la calle comercializando, quienes hacen de proveedores o apoyo logístico. A partir de escuchas de líneas telefónicas lograban ir detrás de encuentros, y así pudieron establecer vínculos, direcciones, y roles.

La primera parte de la jornada se guió más por lo protocolar, con la lectura citada, y se disponía a escuchar a testigos, la defensa y por supuesto la acusación en boca del fiscal Federico Reynares Solari. Las jornadas durarán hasta fin de año y sin dudas será una bisagra para la justicia federal lo que resuelva el tribunal.