Este lunes se realizó la Junta Médica para analizar el estado de salud del escribano Juan Bautista Aliau, imputado en la megacausa de estafas inmobiliarias, quien se encuentra con un cuadro depresivo desde antes de la detención, por lo que su defensa entiende como excluyente su arresto domiciliario al fundamentar que su salud corre peligro.

Luego de una prolongada entrevista con el escribano de 45 años, los profesionales encargados de evaluar su estado psíquico, deberán realizar un informe técnico con sus conclusiones, que será elevado a la jueza Mónica Lamperti, encargada de resolver su arresto domiciliario. En teoría, esta semana o a principio de la próxima, la jueza recibiría dicho parte analizar y celebrar luego una audiencia.

Según averiguó Rosarioplus.com, la defensa tiene como prioridad la salud de su cliente, pero la mayor expectativa la tiene puesta en la instancia de apelación de la prisión preventiva que se realizará en breve, donde apuestan que se corregirá la situación judicial y que Aliau logre pasar el proceso en libertad, ni siquiera con arresto domiciliario.

Fundamentan que no existe peligrosidad procesal, es decir fuga u obstrucción de la investigación, al igual que en el caso del otro representado por la defensa, Luis María Kurtzemann (h), quien sí se encuentra en libertad.   

“La piña que le faltaba”

En el entorno de Aliau remarcan que el escribano hace más de un año que no firma ninguna escritura porque ya tenía decidido abandonar su profesión. Y en el caso de la operación que lo involucró en la causa penal, la compraventa del famoso campo de Villa Amelia, propiedad de la viuda de un ex camarista, esa escritura fue una de las últimas que hizo. Una serie de replanteos personales, sumado a la separación de su pareja, provocaron en el escribano un cuadro depresivo. Se encontraba en un momento donde pensaba en rehacer su vida y en el medio pierde la libertad, desmejorando su salud. “Era la piña que le faltaba”, dicen sus allegados a quienes quieran oírlos.

Implicancia en la causa

La estrategia del abogado de Aliau, el ex ministro de Justicia Juan Lewis, es demostrar que el notario no era parte de la asociación ilícita de la que lo imputó la Fiscalía y que fue engañado al firmar las escrituras del campo de Villa Amelia, y no a sabiendas, como lo acusan. Por lo tanto, no existiría intención dolosa, sostienen a su alrededor. Los poderes para afrontar las escrituras -que firmó Aliau en la venta a Roberto De Gaetano y después a Marcelo Jaef y Pablo Abdala- estaban fraguados en origen por el escribano Eduardo Torres.

A su vez, subrayan que de las seis estafas inmobiliarias presentadas en la acusación, Aliau sólo aparece implicado en la del campo. La defensa sostiene que en las escuchas telefónicas sólo aparece una vez hablando con el escribano Kurtzemann donde queda evidenciada la falta de conocimiento de los dos profesionales al preguntarse de dónde provenía un inconveniente o vicio en la escritura.

A su vez, han argumentado que realizaron los pasos pertinentes que demanda la profesión, y que otros escribanos han hecho o harían lo mismo en esa circunstancia. El caso que toman de ejemplo es el de la estafa de las propiedades de calle Presidente Roca y Wheelwright.

En esa oportunidad, las escrituras fraguadas fueron presentadas en una escribanía para instrumentar la compraventa fraudulenta de los inmuebles. Y cuando la firma estaba a punto de fijarse, la operatoria se frustró de casualidad por la intervención de un empleado. La defensa de Aliau sostiene que si esa escribanía no logró detectar el engaño, da cuenta que tampoco lo pudo hacer su cliente.

Aliau por estas horas sigue detenido en prisión preventiva. Su futuro lo definirá la jueza Lamperti en las próximas horas.