La megacausa que investiga una banda local acusada de presuntas estafas inmobiliarias y lavado de dinero volvió a moverse este viernes, con la prórroga de la prisión preventiva a dos de los acusados y la incorporación de un nuevo querellante. El escándalo que se generó alrededor de una millonaria red de estafas que superaría los 50 millones de pesos sumó un nuevo capítulo en Tribunales con la extensión por 90 días de la prisión domiciliaria de Jonathan Zárate y por el mismo tiempo de la prisión preventiva efectiva de Roberto Aymo.

En el caso de Aymo, un vendedor de autos que está involucrado en varios de los casos, deberá continuar tras las rejas en Unidad Penitenciaria Nº 11 de Piñero, a donde fue trasladado el pasado 27 de diciembre. Además de Aymo, en Piñero se encuentran detenidos también Eduardo Torres, Leandro Pérez, Maximiliano De Gaetano, Marcelo Jaef.

Además, la Justicia aceptó sumar un nuevo querellante a la megacausa: se trata de la empresa Bauen Pilay S.A., que había pedido constituirse con esa figura en uno de los casos, donde justamente está involucrado Aymo. Así, la firma de bienes raíces se suma a la Provincia y a otros damnificados particulares en la querella del proceso.

El caso

En abril de 2016, Aymo y su señora, Ramona Isabel Rodríguez (también imputada), vendieron fraudulentamente como libre un inmueble a los representantes de la firma Bauen Pilay S.A, tras falsificar documentación sobre el estado de la propiedad (levantaron un litigio que pesaba sobre esa parcela). En la “falsa creencia” de que el bien se encontraba “libre”, los compradores entregaron 450 mil dólares.

El fraude contó con otra documentación apócrifa: un poder otorgado por Walter Cosme y Noemi Josefa Rosario Downes y sus respectivos cónyuges, ambos fallecidos. La estafa fue descubierta por Marcelo Adrián Napolitano, abogado de las víctimas.

En sede judicial, declaró que se puso en contacto con el escribano Torres para saber qué estaba pasando: “Le mandé una carta documento haciéndole saber que mis clientes no habían estado en el país en los últimos 10, 15 años o más años, que ambos eran viudos y que evidentemente el poder contaba con firmas falsas, por lo tanto le pedía que se abstuviera de usarlo”.

Luego de eso tuvo un “cara a cara” con el notario. “Le cuento la realidad de éstas personas, dos están muertos y dos están radicados fuera del país y no han venido para nada, nunca pusieron en venta ese inmueble. El escribano se encuentra sorprendido por la noticia que le estoy dando, me dice que va a ver la solución y me llama al día siguiente para decirme que me quedé tranquilo que va a anular la escritura del poder. Obviamente no lo hizo. Al reanudarse el año 2014, tomé conocimiento que efectivamente habían usado el poder, habían transferido la propiedad”.