El presidente de Francia, Emmanuel Macron, conmemoró este domingo el centenario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial con un discurso en defensa del multilateralismo, un llamado a los líderes mundiales a resistir al "nacionalismo" y una advertencia contra la vuelta de "viejos demonios". 

La conmemoración del centenario del armisticio convocó a unos 70 jefes de Estado y Gobierno, entre ellos el estadounidense, Donald Trump; la canciller alemana, Angela Merkel; los mandatarios ruso y turco, Vladimir Putin, y Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro canadiense, Justin Trudeaux; los máximos líderes de España, el rey Felipe VI y el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. 

Una de las grandes ausencias de la jornada fue la primera ministra británica, Theresa May.
El papa Francisco tampoco viajó a Francia para la conmemoración, pero sí utilizó el rezo del Angelus en el Vaticano para recordar los estragos de la guerra y pidió que estas historias inspiren a todos a "rechazar la cultura de muerte y buscar todos los medios legítimos" para poner fin a los conflictos actuales.

En París, Macron y todos los dignatarios caminaron juntos hasta la Tumba del Soldado Desconocido, un memorial construido al pie del Arco del Triunfo, en los Campos del Elíseo.
Bajo la lluvia, mantuvieron un minuto de silencio mientras las campanas de las iglesias sonaban en toda la ciudad. 

Después de este homenaje, el anfitrión francés dio un encendido discurso de veinte minutos en los Campos del Elíseo que terminó con una llamada militar de trompeta a exactamente las 11 de la mañana (7 de la mañana de Argentina), la misma hora en la que el 11 de noviembre de 1918 se declaró el fin de las hostilidades en el llamado frente occidental de la Primera Guerra Mundial. 

"Los viejos demonios resurgen, dispuestos a llevar a cabo su obra de caos y muerte", advirtió Macron en su discurso y, por eso llamó a los dirigentes mundiales reunidos en la capital francesa a luchar por la paz y por un mundo mejor, informó la agencia de noticias DPA.

El mandatario francés tuvo mensajes claros para varios de los temas hoy en discusión, incluso palabras que todos los medios del mundo entendieron como un mensaje directo a Trump. 

"El nacionalismo es una traición al patriotismo. Al decir 'Nuestros intereses primero. ¿A quién le importan los demás?' borramos lo que más atesora una nación, lo que le da vida, lo que la hace grande y lo que es esencial para ella: sus valores morales", aseguró Macron. 

La Primera Guerra Mundial comenzó en 1914 y terminó cuatro años después, con un armisticio firmado en Compiégne, al norte de París, y entre 17 y 20 millones de militares y civiles muertos. 

Fue uno de los conflictos más sangrientos de la historia moderna y dejó secuelas que fueron la base de la Segunda Guerra Mundial, 21 años después. 

Tras las conmemoraciones en el Arco del Triunfo, Macron invitó a todos los dignatarios a almorzar en el Palacio presidencial del Elíseo y, luego, la mayoría se trasladó al norte de la ciudad, al Parque de la Vilette para inaugurar el Foro por la Paz, un evento de tres días en el que se discutirá cómo mejorar los esfuerzos multilaterales por la paz en todos los continentes. 

En la apertura del foro, Merkel lanzó una advertencia en la misma línea del discurso de Macron unas horas antes: "El proyecto de paz europeo está siendo cuestionado de nuevo".
Con su llamado a reforzar la integración europea, la canciller alemana no sólo reaccionó ante el nacionalismo y unilateralismo mostrado por Trump en Washington, sino también por algunos socios del continente como Hungría, que se han negado sistemáticamente a sumarse a una política migratoria regional.

Mientras en el Parque de la Vilette se hablaba de paz y trabajo multilateral, en Suresnes, un suburbio en el oeste de París, Trump realizaba una visita en solitario a un cementerio donde están enterrados 1.541 soldados estadounidenses muertos en la Primera Guerra Mundial y 24 norteamericanos no identificados de la Segunda Guerra Mundial. 

Este sábado, Trump había cancelado una visita similar a Belleau, un cementerio a unos 88 kilómetros al noreste de París donde están enterrados 1.800 soldados estadounidenses, por la lluvia y "problemas logísticos". El cambio de planes y, sobre todo, las causas, desataron un repudio masivo en su país.