La retracción industrial es una de las máximas preocupaciones de la economía santafesina. La caída del consumo, el aumento desproporcionado de las tarifas y la apertura de las importaciones, entre otras variables, calan cada vez más hondo en casi todo los rubros productivos, lo que se traduce en motores que se apagan, fábricas que cierran, despidos y suspensiones de trabajadores. En junio de 2015, 40 empresas de la provincia estaban cursando un procedimiento preventivo de crisis, una herramienta que debe activarse cuando peligran las fuentes laborales. En febrero, la cifra trepó hasta los 160 casos.

El dato, que surge de relevamientos realizados por los ministerios de Trabajo y Producción, ayuda a dimensionar el ajuste laboral que sufre la provincia como consecuencia de la fuerte recesión que atraviesa la economía nacional. Los casos recientes de General Motors (automotriz), Mefro Wheels (metalúrgica) y Efe-u (muebles) son la punta de un ovillo cada vez más grande. Lo que hasta hace poco eran problemas puntuales, hoy es una problemática extendida.

Más empresas inscriptas en un concurso preventivo de crisis significan más fuentes laborales en peligro. Santa Fe tiene casi 500 mil empleos en blanco, de los cuales 118 mil los pone el sector manufacturero industrial y 94 mil el comercial, minorista y mayorista. La mitad de los asalariados registrados se desempeñan en estos dos grandes rubros.

El sector comercial se mantiene en equilibrio, por lo que la situación laboral en Santa Fe no es tan delicada como en aquellos distritos del país que laten al ritmo de la producción industrial. Así y todo, los coletazos de la retracción en el sector manufacturero local están a la vista.

Según el último informe de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), en enero de 2017 se registraron alarmantes descensos de la producción regional en varios rubros.  La producción de acero y el complejo aceitero retrocedieron más de 27% respecto al mismo mes del año pasado. La industria láctea y la refinación de petróleo fueron otros de los rubros golpeados. También calzado, textil e indumentaria.

La crisis del sector --explica Fisfe-- se debe a la caída de la demanda y la inversión de producción nacional, lo que se agrava por las mayores importaciones. En este contexto, los nuevos incrementos en las tarifas de servicios "generan mayores obstáculos e incertidumbre".

Las caídas interanuales más bruscas se dieron en la producción de acero (27,2%), la refinación de petróleo (5,3%), el complejo aceitero (27,6%) y la industria láctea (16%). También los sectores metalúrgicos, calzado, textil e indumentaria, edición e impresión, y madera y muebles, presentaron nuevas bajas de producción.  Ni la industrialización de la soja, producto estrella en el mercado agrícola, se salvó de la retracción: presentó una caída interanual de 26%.

El historial de fábricas en problemas

En el primer semestre del 2016, la firma ArZinc, única productora de zinc electrolítico en el país, cerró su planta en la ciudad de Fray Luis Beltrán y dejó a 420 trabajadores en la calle. En Rosario, la fábrica de electrodomésticos Electrolux desactivó uno de los dos turnos de la línea de freezers, decisión que afectó las tareas de 70 trabajadores.

La fábrica de heladeras Bambi despidió a 60 trabajadores. La aceitera Ricedal, ubicada en la localidad de Chabás, dejó sin trabajo a 28 operarios. En Firmat entraron en conflictos un grupo de  empresas que emplean a gran parte de su población: Nestlé, Vassalli Fabril, Meyde, Alcal y DASA. Algunas de ellas se estabilizaron tras sortear la crisis.

En el segundo semestre,  la siderúrgica Acíndar suspendió a 400 obreros en Villa Constitución y despidió 30 en Rosario por la caída en las ventas. La fábrica de pastas Galletti se sumó al listado de empresas con dificultades para mantener sus fuentes laborales. Los 40 trabajadores tomaron la empresa ante la decisión de bajar las persianas.

La histórica empresa de herramienta Bahco de Santo Tomé pidió el procedimiento preventivo de crisis al registraron un 30% menos de ventas. La firma decidió dos semanas de suspensiones sin goce de sueldo para poder vender el stock acumulado.

La fábrica de calzado Wyler's, que ocupa a 140 habitantes de la localidad de Alcorta, también presentó  un procedimiento de crisis, tras prescindir de 30 de los 140 trabajadores y abrir retiros voluntarios para achicar su plantilla.

En lo que va del 2017, además de las empresas en crisis ya mencionadas, se agudizaron los problemas en las firmas lácteas: La Serenísima anunció la clausura de su planta clasificadora de Rufino, mientras que en Sancor algunos proveedores denunciaron cheques sin fondos y los trabajadores atrasos en sueldos.