“Una tasa de interés al 60% es un atentado a la producción”. La frase salió de la boca del secretario de la Industria de Santa Fe, Carlos Pighin, quien no titubeó al graficar lo que es un secreto a voces entre los pequeños y medianos empresarios de la provincia: no hay luz al final del túnel con las actuales variables macroeconómicas.

La pelea en esta coyuntura es por sobrevivir. El aumento de la tasa de interés --el 30 de agosto el Banco Central la subió del 45 al 60%-- como manotazo de ahogado para frenar la corrida del dólar no hizo más que sepultar a la producción industrial.

Porque así como el inversor financiero recibe un 60% de ganancias, los empresarios industriales, que en su mayoría dependen de los créditos, son la otra cara de la moneda: por cada préstamo que piden ahora tienen que pagar una tasa nominal del 60%, que las operatorias del día a día llega, muchas veces, al 80%.

Por lo bajo, muchos empresarios reconocen que las cadenas de pago están virtualmente caídas y que “los cheques rebotan por todos lados”. Hay quienes están vendiendo cheques al 80 o 90% para tener algo de liquidez.

"Las dificultades para pagar en tiempo y forma esas deudas generan una espiral creciente de pasivos que están asfixiando financieramente a la empresa y deteriorando las cadenas de pagos”, reconoció semanas atrás la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) en un comunicado de prensa.

Como si fuera poco, la mayoría de las ramas industriales arrastran caída de ventas y aumentos exorbitantes de costos por una devaluación anual del 100%.

Este “combo negativo” hace que la incertidumbre sea cada vez mayor por “una crisis que está durando mucho tiempo”. “En otros años, los industriales veían crisis que rebotaban, que eran rápidas y había perspectivas. Hoy ven que la crisis está para quedarse”, admitió Pighin.

En esta coyuntura, las fuentes laborales empiezan a estar cada vez más comprometidas. La industria de Santa Fe tiene alrededor de 120 mil puestos de trabajo. Representa el 12% del trabajo industrial del país.

Este lunes, por citar dos ejemplos, la carrocería Helvética, ubicada en Cañada de Gómez, anunció el cierre de su planta hasta fin de año. Los 90 empleados serán suspendidos y cobrarán el 50% del sueldo hasta diciembre.

En tanto, la fábrica de heladeras Electrolux licenció a todo su personal durante un mes. Según explican sus directivos, la medida a apunta a bajar el costo operativo, dado el descenso abrupto de las ventas y el exceso de stock almacenado.

“Es un efecto dominó que se lleva todo puesto”

Rosarioplus.com dialogó con dos empresarios locales para conocer el impacto inmediato de tener que operar con tasas del 60%. Tanto Mariano Ferrazzini, titular de la fábrica de pinturas Laf S.A. (Pérez) y vocal de Fisfe, como Roberto Lenzi, presidente de Briket presidente de la firma y principal referente de la Cámara Argentina de la Industria de la Refrigeración y el Aire Acondicionado (Cairaa), coincidieron en el diagnóstico: no hay producción que aguante con una tasa de interés que no existe en ningún país del mundo.

Se trata de una cifra que casi triplica a la de Venezuela, el país con la segunda tasa más alta del mundo (22,58%).

“Mata a las pequeñas y medianas empresas porque no hay capital de trabajo. El bache financiero te come todo. Cualquier empresa necesita del crédito para operar y comercializar. Estamos hablando de un efecto dominó que se lleva todo puesto”, explicó Lenzi.

“En las operaciones se supera esta tasa nominal del 60%, estamos hablando de una cifra aún mayor. Esto está rompieron las ventas y los contratos. Es un golpe casi letal. Ningún país del mundo que apuesta a la producción industrial tiene una tasa al 60%. El panorama es muy negro porque además arrastramos devaluación y caída de ventas, todas variables muy negativas para producir”, agregó Ferrazzini.

En juego, aclararon los dos empresarios, ya no está la rentabilidad, sino la simple supervivencia. Se están sosteniendo las fuentes de trabajo por “la responsabilidad y los malabares” de quienes conducen cada fábrica.

“Hacemos todo lo posible para no llegar a ninguna medida drástica. Estamos tomando decisiones paliativas para conservar las fuentes de trabajo. Rotación, suspensiones, anticipo de vacaciones. Está claro que son medidas que pueden aguantar un tiempo. Ahí radica la mayor preocupación”, detalló Lenzi.

“La verdad que en estas condiciones es muy difícil sostener el empleo. Hoy el empresariado está siendo muy responsable, esto hay que decirlo. Pero tenemos unos recursos limitados. Estamos haciendo lo imposible, pero tampoco poder hacer magia. Necesitamos que el modelo cambie de rumbo para asomar nuevamente la cabeza”, concluyó Ferrazzini.