Con sólo 23 años, Mauricio Laferrara, es señalado como el brazo ejecutor de la banda encabezada por Esteban Alvarado, un actor central en el negocio de la venta de drogas en Rosario que le disputaba poder a la banda Los Monos. Laferrara o “Caníbal”, fue imputado este miércoles por múltiples hechos ocurridos en el último año, la mayoría impactan por la brutalidad de los actos.

Para contar el recorrido de “Mauri”, hay que remontarse a Granadero Baigorria en la tarde lluviosa del 16 de abril de 2018. Laferrara –según la hipótesis central de la investigación fiscal– ejecutó, en un ataque rápido y feroz, junto a otras dos personas, a Gerardo “Abuelo” Abregú y a los hermanos Ezequiel “Parásito” Fernández y José “Grasa” Fernández, mientras se encontraban charlando en un vehículo.

Todos pertenecían a Los Monos y puntualmente “Parásito” era el designado para asesinar a Alvarado o a uno de sus familiares directos, según interpretaron los pesquisas. Laferrara se encargó de ejecutarlo antes de que ocurriera cualquier movimiento.

Esto demuestra un perfil obediente, sin concesiones del sicario, pero se le agrega el descuido que tenía en cuanto a las comunicaciones. Totalmente opuesto al de su jefe, quien tenía el celular con el que se movía, un iPhone 8, encriptado y sólo se manejaba con Telegram . Tal era la paranoia de Alvarado que cuando lo detuvieron,  los fiscales enviaron a Nueva York a desencriptar el aparato.

El crimen que desató el nudo

“Con la mafia no se jode”, rezaba un cartel al lado del cadáver maniatado en la colectora de la autopista Rosario - Buenos Aires. El enorme cuerpo sin vida era del prestamista Lucio Maldonado que no habría actuado de la forma que Alvarado hubiese querido en algunas circunstancias. El crimen, ocurrido el 11 de noviembre del año pasado, fue el que terminó por dejar expuesto a Alvarado y permitió que la investigación avanzara hasta detenerlo. Laferrara habría sido parte del grupo que aquella madrugada retuvo a Maldonado en una finca para luego arrojar el cuerpo a 200 metros del casino City Center.

Poliladron y un secuestro

Laferrara también habría participado en la captura y privación ilegítima de la libertad de Cristian Enrique, un joven que desapareció en Cabín 9. Los fiscales contaron que se disfrazó con un chaleco de Policía para cometer el secuestro a plena luz del día. Enrique apareció muerto a un costado de la ruta 13 días después, el 10 de noviembre de 2018.

A la madre de la víctima la llamaron y le avisaron que el cadáver estaba en un descampado. Se sospecha que la víctima podría haber pertenecido a Los Monos y Mauri le terminó facturando haberle baleado la camioneta a su padre como reprimenda por el triple crimen de Baigorria.

Hasta al tío

El verticalismo en este tipo de bandas es una condición sine qua non. Y aunque no siempre se respete, Laferrara sí lo llevaba a cabo con su jefe. Quedó en evidencia cuando atacó a su propio tío por rechazar la venta de una distribuidora pretendida por Alvarado.

El hecho ocurrió de manera inesperada a las 9 de la mañana del sábado 7 de setiembre en Constitución y Lamadrid, cuando Laferrara y otras cuatro personas se bajaron de una Fiat Toro y realizaron unos 18 disparos, hiriendo a Oscar García, propietario de prontuario en el mundo delictivo y tío del tirador, y mataron a un empleado de la distribuidora.