Joe Biden logró resonantes victorias en el supermartes de internas en Estados Unidos que dan vida a una campaña que agonizaba apenas días atrás y aseguran una larga batalla con su rival Bernie Sanders por la candidatura presidencial demócrata.

Biden ganó en por lo menos nueve de los 14 estados donde se votó ayer, incluyendo Texas, pero la victoria de Sanders en California, el premio mayor de la jornada, prefigura la que podría ser la interna demócrata más peleada en más de medio siglo.

De repente, la carrera para enfrentar al presidente Donald Trump en noviembre, que días atrás incluía a más de media docena de candidatos, es ahora una puja de sólo dos políticos, ambos con larga experiencia pero con posturas ideológicas muy diferentes.

El senador Sanders, de 78, que se define como socialista e impulsa una "revolución" que cambie de raíz la economía de Estados Unidos, era el claro favorito y buscaba el golpe del nocaut en el día más importante del calendario de primarias.

En cambio, los resultados constituyen una enorme remontada del centrista Biden, de 77 años y ex vicepresidente de Barack Obama (2009-2017), cuya campaña se tambaleaba hace una semana y que ahora ha recobrado la chapa de favorito que le había arrebatado Sanders.

Podrían pasar semanas o incluso meses hasta que el Partido Demócrata elija al rival de Trump para los comicios del 3 de noviembre.

Pero el nuevo carácter bipolar de la carrera quedó de manifiesto cuando el ex vicepresidente y el tres veces senador se lanzaron críticas indirectas anoche en sus respectivos discursos de victoria desde extremos opuestos del país.

"Hay gente hablando de revolución. Nosotros iniciamos un movimiento", dijo Biden en Los Ángeles, aludiendo al eslogan central de la campaña de su adversario de izquierda.

Sin mencionar a su rival por su nombre, Sanders disparó contra Biden, a quien pintó como un político del establishment favorecido por los aportes de amigos multimillonarios.

"Estamos enfrentando al establishment político. No se puede vencer a Trump con los mismos viejos políticos, con las mismas políticas", señaló desde Burlington, Vermont, el estado por el cual es senador.

Según proyecciones de la cadena CNN, Sanders ganó en Vermont, New Hampshire, Colorado, Utah y California.

El centrista Biden, el preferido del aparato partidario demócrata, se impuso en Texas, Virginia, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Alabama, Arkansas, Massachusetts e incluso Minnesota, un estado donde se esperaba una cómoda victoria de Sanders.

Biden vio los resultados como prueba de incipiente éxito de su intento de virar hacia el centro la escena política del país tras cuatro años de populismo de derecha de Trump y ante la resistencia que generan algunas de las posturas izquierdistas de Sanders.

"Estamos más que vivos. No tengan dudas, esta campaña va a enviar a Donald Trump a su casa", afirmó.

Uno de los rasgos notables de la larga lista de triunfos de Biden fue su gran respaldo entre los afroestadounidenses, que son clave para cualquier candidato presidencial demócrata.

Su desempeño estuvo muy por debajo entre el enorme electorado hispano, que en California se inclinó fuertemente por Sanders.

Pero las victorias en estados del Noreste -Massachusetts-, del Medio-Oeste -Minessota- y en los cinco del Sur donde se votó en el supermartes indican que el mensaje de Biden empieza a trascender la geografía, la clase social y la raza.

La gran noche de Biden llegó tres días después de su primer triunfo de la temporada, en Carolina del Sur, y de haber persuadido a otros candidatos de centro que recelan de Sanders a apoyar su campaña.

Sus ex rivales Amy Klobuchar y Pete Buttigieg abandonaron la carrera en vísperas del supermartes y anunciaron su respaldo a Biden.

El ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, de 78 años, y la senadora progresista Elizabeth Warren, de 70, eran los otros dos principales candidatos demócratas en las boletas.

Pese a haber invertido cifras récord de dinero de su propio bolsillo en avisos, Bloomberg tuvo una noche decepcionante sin triunfos en ningún estado, aunque tuvo su premio consuelo en Samoa Americana, un pequeño territorio estadounidense en el Pacífico.

Trump, quien ganó cómodamente todas las internas republicanas de ayer y vio los resultados por televisión, tuiteó sus acostumbradas críticas y burlas contra los demócratas, en especial contra Warren por haber perdido en su estado de Massachusetts.

El establishment demócrata desea frenar a Sanders, por considerar que el senador será fácilmente vencido en noviembre luego de que Trump lo presente como un socialista que quiere destruir la forma de vida de Estados Unidos.

Por eso es que Bloomberg enfrenta llamados de círculos del partido -que por ahora ha ignorado- a abandonar la carrera para no dividir el voto del electorado de centro.

Se trata del tercer intento de llegar a la Casa Blanca de Biden, luego de otros en 1988 y 2008.

Los seguidores de Sanders, entre quienes destacan los jóvenes, están convencidos de que sólo el senador puede derrotar a Trump, quien también desafió al establishment republicano y venció sorpresivamente a la demócrata Hillary Clinton en 2016.