Luego de procesar por “homicidio agravado por alevosía” a Angel Moreira Martínez por el asesinato de Lola Chomnalez, la joven argentina asesinada en 2014 en un balneario uruguayo, Rossana Ortega, la jueza a cargo del caso, dio a conocer dos hipótesis sobre la mecánica de muerte.

De acuerdo con el informe difundido por la prensa uruguaya, todo comenzó la tarde del 28 de diciembre de 2014, cuando la adolescente caminaba por la playa de Valizas en dirección al balneario Aguas Dulces.

“El indagado Ángel Moreira Martínez, caminaba en sentido contrario –esto es desde Aguas Dulces a Valizas- también por la costa. Ello determinó que la joven se encontrara con el mismo, quien le ofreció estampitas en venta, deteniéndose a hablar con él”, dijo la jueza en su resolución.

Ortega aclara que en la investigación “no surge clara la razón por la cual la joven se dirigió al lugar donde aconteció la tragedia”, pero al mencionar un informe de un especialista en medicina legal, describe dos hipótesis sobre mecánica del hecho.

“La secuencia de la agresión pudo haber sido: se le aproxima la persona agresora por detrás, Lola trata de escapar hacia los arbustos, le da alcance, le toma por detrás y le hace cortes para nada profundos, la enfrenta y recibe el golpe de puño ligero en región fronto-temporal izquierda”, señala el informe forense.

Siempre según esta hipótesis, Lola “cae en la arena, y aunque se aferra de las ramas y se arrolla sin defenderse adoptando la posición de flexión, lateralizada a derecha tal cual es hallada, es apretada contra la arena. Muere, se la tapa con arena (hay hojarascas debajo de su cuerpo), aunque no se la entierra y al hallazgo del cuerpo se visualiza región glútea con su short de jean bien puesto”.

Asimismo, la jueza transcribe que “otra secuencia podría ser Lola caminando de regreso a Valizas, se enfrenta al agresor que le propina primero un golpe en región fronto-temporal, Lola corre hacia las dunas, es alcanzada desde atrás, herida y posteriormente apretada en la arena”.

Para Ortega, “el indagado estuvo con la víctima el día de los desgraciados hechos y en el lugar donde acontecieron, permaneciendo con ella hasta que dejó de existir, y verificando la inexistencia de signos de vida. Ello determinó que huyera del lugar”.

La magistrada sostiene que no es creíble la versión de “El Cachila” respecto a que vio que la chica se desmayaba y después se alejó por temor, ya que las pericias forenses son categóricas en cuanto a que además fue golpeada, cortada en el cuello y luego sofocada contra la arena.

“A pesar de la versión endeble e ilógica de Moreira, lo cierto es que Lola cayó en la forma señalada por la prueba pericial, que le fueron provocadas heridas varias en cuello y brazos; y que asimismo existe prueba pericial sobre la actuación de más de un agresor”, afirma sobre la participación de una segunda persona.

La magistrada sostiene que pudo haber un “doble mecanismo” de muerte: “la herida de cuello y aspiración de arena”.

Explicó que la herida cortante en el cuello afectó un “vaso superficial venoso el cual sangra más lentamente que vaso arterial y dilata un poco más el momento de muerte”, por lo que en este caso pudo haber habido “resistencia y gritos, lo cual lleva a que la víctima sea reducida boca abajo durante su agonía contra la arena la cual aspira”.

“La joven intentó defenderse existiendo signos de ello, habiéndose recabado muestras de sangre, que bien pueden corresponder a otro copartícipe del crimen, y que si bien a la fecha no ha sido identificado, no enerva la responsabilidad de Moreira como coautor del hecho”, añade la resolución.

(Télam)