En la provincia de Santa Fe hay 3 casinos, 2.400 agencias de lotería, y una gran afición por el juego. Estas salas son las oficiales, las legales, las que tributan frente al fisco y las que responden al pago si la suerte tocó la puerta del apostador. Sin embargo, en el llano existe un submundo de juego clandestino que genera dinero en negro y donde las garantías quedan en el aire.

El juego clandestino se focaliza particularmente en tres áreas: juegos de casino, quiniela y apuestas online. En Rosario se han realizado operativos en salas ilegales, bares o incluso casas particulares donde se encontraron máquinas tragamonedas, ruletas y paños para naipes. Pero también se utilizan computadoras con modalidades de juegos similares en lo visual a las conocidas máquinas tragamonedas o slots. El software es similar en ambos casos.

A principios de julio, el Ministerio Público de la Acusación (MPA) junto a la Policía de Investigaciones (PDI) secuestraron un total de 47 computadoras y cinco máquinas tragamonedas en las localidades de Chañar Ladeado (departamento Caseros); Hughes y Weelwright (departamento General López). En tanto en Venado Tuerto, meses antes, se hizo lo propio con 150 computadoras relacionadas al juego clandestino.

 

Levantar los numeritos de la quiniela

En el informe “Análisis del juego ilegal en Argentina” de la Facultad de Cs. Económicas de la UCA, de febrero de 2016, que sube en su web la Cámara Argentina de Salas de Casinos, Bingos, y Anexos, se explica que la industria de quiniela clandestina tiene tres eslabones: quienes recolectan las apuestas, que pueden ser puestos fijos o móviles, como antes eran las abuelas que levantaban los números por el barrio; los banqueros que reciben las apuestas recolectadas y asumen mayormente el riesgo; y los capitalistas, es decir el respaldo utilizan los banqueros.

Los que manejan la quiniela tienen ciertos riesgos, por ejemplo, tener concentradas muchas apuestas en pocos números, lo que tornaría difícil afrontar el pago en caso de que haya varios ganadores. Pero operar en el mercado clandestino también tiene mayormente beneficios económicos.

En primer lugar porque se evade al fisco, y además el agenciero que toma la apuesta tiende a recibir una comisión más alta que la que obtendría siendo agente oficial. El que apuesta tiene sus beneficios, como puede ser la obtención de premios que no sean sólo dinero efectivo, como electrodomésticos, o la comodidad de poder apostar informalmente por ejemplo por teléfono. Aunque aquí existe el riesgo latente de no cobrar y no tener a quien reclamarle. Al menos, de manera legal, claro. 

“Desde la Lotería de Santa Fe somos garantía de pago. Acá se sabe que ganás, vas a la agencia y cobrás”, afirma a Rosarioplus.com el vicepresidente de la entidad, Álvaro González Gaviola. Actualmente, hay unas 2400 agencias oficiales en toda la provincia, pero siguen operando focos ilegales de recepción de apuestas.   

"Nuestra penetración en el mercado y la presencia institucional, a través de la cantidad de auspicios a los eventos y medios para que difundan nuestra tarea, nos da mucha presencia y significa una herramienta enorme para seguir combatiendo la clandestinidad del juego”, explica Gaviola.

El cambio de la normativa

A fin del año pasado, cuando se modificó la Ley de Impuesto a las Ganancias se creó el “Impuesto específico sobre la realización de apuestas” como forma de financiar la disminución de los montos imponibles.

En este marco, el juego ilegal dejó de ser contravención para convertirse en delito penal. “Será reprimido con prisión de tres (3) a seis (6) años el que explotare, administrare, operare o de cualquier manera organizare, por sí o a través de terceros, cualquier modalidad o sistema de captación de juegos de azar sin contar con autorización”.

“Eso generó un vuelco muy grande. Nos ha ayudado mucho el cambio del tipo legal y las distintas normativas que surgen sobre la materia”, explicó a Rosarioplus.com, Álvaro Gaviola,  vicepresidente de Lotería de Santa Fe.