El departamento Garay apenas supera los 20 mil habitantes. Tiene una superficie de 3.964 kilómetros cuadrados y tan solo cinco localidades: Helvecia, Santa Rosa de Calchines, Cayastá, Colonia Mascías y Saladero Mariano Cabal. Está pegado a Santa Fe Capital y a poco más de 200 kilómetros de Rosario. Según los registros de la Dirección Nacional de Tierras Rurales es el único distrito de la provincia que tiene más del 15% de su superficie rural (límite establecido por ley) en manos de propietarios extranjeros.

Son 49 los departamentos --de un total de 569 que tiene el país-- los que superan el tope establecido por la Ley N° 26.737, sancionada por el Congreso a fines de 2011 con el fin de limitar la adquisición de terrenos por parte de capitales foráneos.

Días atrás, el gobierno nacional modificó la normativa por decreto con el argumento de "facilitar la llegada de inversiones productivas de capital extranjero”. No cambió los límites, pero sí desarticuló una serie de exigencias que deben cumplir para adecuarse a la ley, lo que puso en estado de alerta al poder Ejecutivo provincial. “No es una buena señal”, admitió Luis Contigiani, ministro de Producción.  

En la actualidad, el territorio controlado por inversores externos no supera el 6%, lo que equivale a 16 millones de hectáreas, de las cuales medio millón están en Santa Fe. El porcentaje en la provincia es aún más bajo que el promedio nacional: 4,2%.

Sin embargo, hay tres departamentos en Santa Fe que están por arriba de estos porcentajes. Vera y 9 de Julio rozan el 10%, mientras que Garay alcanza el 20%. “La concentración extranjera se da sobre todo en el norte del departamento. Estamos hablando de las mejores tierras, las que tienen más valor”, le explica a Rosarioplus.com Ricardo Kaufmann, senador por este último distrito.

El "norte" que señala el legislador apunta a Colonia Mascías, la localidad con mayores contrastes: pobladores empobrecidos y grandes estancias productivas, en su mayoría apadrinadas por empresarios líderes en la economía global. La más conocida se llama “San Enrique” y pertenece a George Soros, un multimillonario que tiene más de 400.000 hectáreas en la pampa húmeda y muchos bonos reestructurados de la deuda argentina en default. En sus campos se cosechan soja y arroz, dos granos codiciados por el mercado asiático.

Los nombres propios no abundan al indagar por los capitales extranjeros. “Estamos hablando de grandes latifundios que con el paso del tiempo se transformaron en sociedades anónimas, que a su vez se fueron subdividiendo para poder seguir en el negocio. Hay muchos rostros que no conocemos”, admite Kaufmann.

Y agrega: “Los trabajadores son casi todos locales. Hay por ejemplo pooles de siembra que contratan a ingenieros agrónomos formado en nuestras universidades para que les garanticen la mejor rentabilidad”.

Las otras inversiones extranjeras en el departamento están relacionadas al turismo. Empresarios franceses y estadounidense explotan la caza y la pesca, dos actividades muy codiciadas para los coterráneos que visitan Argentina buscando el contacto directo con la naturaleza.     

Muchos de estos emprendimientos están a la vera del río San Javier, un enorme caudal de agua dulce baña toda la costa del departamento. El artículo 10 de la Ley de Tierras Rurales prohibe la titularidad o posesión por parte de extranjeros de inmuebles rurales que estén próximos a “cuerpos de agua de envergadura”. En Garay esto tampoco se cumple.

“Es una realidad que nos excede, ojalá pudiésemos hacer algo”, dice con resignación el senador Kaufmann (FpV) a sus 73 años. Habla de un “anhelo”, el de tener todas las tierras en manos nacionales, que hoy parece muy difícil de alcanzar. “En los 70 discutíamos la expropiación, era otra época”, concluye con cierta nostalgia.