En lo que va del año trece mujeres fallecieron en la provincia por violencia de género: nueve fueron catalogados judicialmente como femicidios -uno de ellos travesticidio-, y cuatro muertes fueron en situaciones dudosas, por lo que la justicia define cómo las encuadra. Producto de estas muertes, 17 chicos quedaron sin sus madres. Casi la mitad de los casos tuvieron lugar en el Gran Rosario. 

Santa Fe es la tercera provincia en el país en cantidad de casos en lo que va del 2018 según indicó hace unos días en su relevamiento el Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación. Esos datos pueden cotejarse con los del informe de femicidios del Observatorio de la Violencia Contra las Mujeres provincial, los que indican que Rosario va primera entre las localidades, y más de la mitad de las víctimas (siete) fueron jóvenes de entre 18 y 30 años. Otras cinco tenían entre 30 y 50 años, y una era adulto mayor.

Según precisó a Rosarioplus.com la subsecretaria de Políticas de Género, Gabriela Sosa, estas 13 muertes ocurridas entre el 1 enero y el 15 de Agosto de 2018, “si bien alarman y preocupan son números similares a los que se manejaron a esta altura del año en los dos años anteriores”. En este sentido Sosa recordó que fue diferente en las segundas mitades, ya que en el fin de año 2017 al igual que el de 2016 se dieron situaciones muy particulares de femicidios vinculados con muertes múltiples en la ciudad de Santa Fe, y estos dos hechos elevaron los números usuales de la provincia en relación a años anteriores: el caso Feruglio en 2016 (mató a su mujer y tres parientes), y el del policía Solís en 2017 quien mató a su ex mujer y cuatro familiares.

Sosa destacó sobre la gestión pública ante este flagelo que “falta mucho para trabajar en las causas principales de estos asesinatos, que se relaciona con una desigualdad fuerte a nivel cultural que persiste en materia de violencia".

"Las Áreas de la Mujer en cada localidad que fortalecen las redes institucionales y mayor contención a las víctimas de violencia y dispositivos para sus familiares; el Protocolo para trabajar situaciones de femicidios con sus familiares y aportar datos a las causas judiciales; y el Registro RUVIM que va visibilizando datos hasta ahora ocultos como la violencia simbólica y la patrimonial”, amplió

De esta manera, destacó cómo todasvía son muy pocas las situaciones de femicidio que antes tuvieron denuncia: sólo dos de las 13 fallecidas. “O sea que inferimos que la mayoría de las situaciones se siguen dando al interior del espacio doméstico y sin acercamiento de las victimas previamente al Estado, que analizamos, se debe a varios factores que pueden combinarse: la vergüenza, el miedo y las dificultades del Estado a ser receptivos de las situaciones por ejemplo de mujeres que se acercan a centros de salud con marcas de violencia. Esto nos lleva a proponernos a trabajar fuertemente en mejorar la comunicación hacia ellas”, analizó.

Vidas rotas

De las 13 santafesinas asesinadas en lo que va de 2018, cinco murieron quemadas, cuatro fueron víctimas de ataques con arma blanca, dos por golpes, una por un arma de fuego y una se desconoce el modo. El 61,5 por ciento de las víctimas tenía una relación íntima con su agresor, siendo seis de ellas su propia pareja, dos ex pareja, otra una familiar, y el resto sin precisiones vinculares.

La ciudad de Rosario se lleva la peor parte, ya que allí murieron tres de las víctimas de femicidio y dos de las muertes dudosas. Le siguen dos en Santa Fe, una en Ceres, una en Suardi, una en Rufino y una en San José del Rincón. Hay una muerte dudosa en la vecina Villa Gobernador Gálvez y otra en Recreo.

De las regiones provinciales, la región del Gran Rosario es la más preocupante, ya que allí fallecieron seis de las víctimas (un 46 por ciento), siguiéndole muy de cerca el Gran Santa Fe con cinco víctimas. Una sola en el Nodo Rafaela y otra sola en el nodo Venado Tuerto. No hubo en la primera mitad del año mujeres fallecidas en la región Reconquista.

En todos los casos los agresores se encuentran imputados, y son 14 en total, ya que en uno de los casos hay diferente autor material del intelectual, es decir que uno “mandó a matar” a una de las víctimas, y se trata de un empleado de las fuerzas de seguridad provinciales.