El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rompió este miércoles el consenso internacional sobre Jerusalén al reconocerla como capital de Israel y ordenar que se traslade allí la embajada estadounidense en el país, una postura que disparó la tensión en la región y comprometió el papel de Washington como mediador de paz.

En un discurso desde la Casa Blanca, Trump convirtió a Estados Unidos en el único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, y trató de suavizar el golpe que eso supone para los palestinos al declarar, por primera vez, su apoyo a una solución de dos Estados.

"He determinado que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel. Otros presidentes prometieron hacerlo en su campaña electoral, pero nunca lo cumplieron. Hoy, yo lo cumplo", afirmó Trump. "Esto no es nada más ni nada menos que un reconocimiento de la realidad. Es, además, lo correcto, algo que tiene que hacerse", añadió el mandatario.

Trump ordenó al Departamento de Estado que inicie los planes de construcción de una embajada en Jerusalén para trasladar allí la sede diplomática estadounidense en Israel, que ahora está en Tel Aviv; un proceso que, según la Casa Blanca, durará al menos tres o cuatro años.

"Cuando esté lista, nuestra nueva embajada será un magnífico tributo a la paz", prometió Trump, poco antes de que su responsable de Exteriores, Rex Tillerson, confirmara en un comunicado que el Departamento de Estado comenzará "inmediatamente" el proceso.

Jerusalén, sagrada para el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam, es una urbe disputada en la que la comunidad internacional no reconoce desde hace 70 años soberanía ni a israelíes ni a palestinos hasta que estos lleguen a un acuerdo de paz.

Israel considera a Jerusalén su capital "eterna e indivisible", pero la comunidad internacional considera la parte oriental territorio ocupado, reclamado por los palestinos como la capital de su futuro Estado independiente.

Ningún país tiene actualmente su embajada en Jerusalén, porque, tras la anexión israelí de la parte oriental de la urbe en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a retirar sus legaciones de la Ciudad Santa.

La ruptura de Trump con ese consenso le generó críticas de la Unión Europea (UE), Rusia, China y Turquía, entre otros, y tanto el Gobierno jordano como el presidente palestino, Mahmud Abás, acusaron a Estados Unidos de violar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que en 1980 instó a retirar las embajadas de Jerusalén.

La postura de la ONU

La Asamblea general de las Naciones Unidas indicó este miércoles que el estatus de Jerusalén deberá negociarse entre Israel y Palestina como parte de un acuerdo completo entre ambas partes. "Las Naciones Unidas son consistentes en recalcar que el estatus de Jerusalén debería ser parte de un acuerdo exhaustivo que debería lograrse entre israelíes y palestinos", dijo hoy el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miroslav Lajcak.

El también ministro de Relaciones Exteriores eslovaco prefirió no "especular" sobre los posibles efectos de este reconocimiento como capital por parte de la Casa Blanca. No obstante, reconoció que "muchos líderes han expresado su preocupación" sobre el tema.