En toda economía de mercado, el futuro importa más que el pasado o el presente. Con plena conciencia de esto, por sugerencia de sus asesores, Mauricio Macri redobló su esfuerzo por anunciar, en cada entrevista que tuvo, que la liberación de la compra-venta de dólares tendrá lugar el 11 de diciembre. Entre la imprudencia y el cinismo, ante la pregunta de un periodista sobre cuál será el nuevo valor del dólar, el futuro presidente dio a entender que no sabía, respondiendo con un “cuando tenga las cifras, las diré”. Lo que al presidente electo le interesa, es que a todos los actores económicos les quede claro que en un par de semanas el valor del dólar será uno mucho más alto que el actual.

Las expectativas de un dólar alto en poco tiempo ya generaron serios efectos sobre la economía afectando los precios de un gran número de productos. La bolsa de harina subió por encima de los 200 pesos, aumentando más de un 50 por ciento en el último mes, también aumentó la carne y algunos aceites. Algunos economistas señalan que se dio también un aumento del 40 por ciento en insumos importados para imprenta, entre otros productos. Sin lugar a dudas y más temprano que tarde, el anuncio de la devaluación va a repercutir en los precios de toda la economía acelerando enérgicamente la inflación.

¿Por qué suben los precios? En el caso de los productos que Argentina exporta (carnes, harinas, lácteos, aceites), dentro de dos semanas, devaluación de por medio, su precio en pesos será mayor. Las empresas del sector, si ayer recibían $9,50 por cada dólar de mercancía exportada, y en dos semanas esperan recibir $15, es absolutamente lógico, dentro de la lógica de la especulación, que lo que vendían ayer a $9,50, ahora lo quieran vender a $15. En el caso de los productos que Argentina importa (insumos industriales), el proceso es el inverso. Aquí, los importadores van a comprar a $15 lo que ayer compraban a $9,50. Es lógico, dentro de la lógica señalada, que quieran vender a $15 hoy mismo, a pesar de que todavía compren a $9,50. Hagamos el ejercicio de ponernos en la piel de estos grandes empresarios: si nos prometen que dentro de dos semanas podemos vender, por ejemplo, nuestro auto usado a $30.000, ¿por qué lo venderíamos hoy a $20.000?

Los economistas de Cambiemos vienen anunciando que la devaluación es necesaria para “sincerar” la economía. La realidad le es bastante esquiva a esta noción. Lo cierto es que las reservas internacionales del Banco Central no disminuyeron en los últimos doce meses a pesar de que hubo que hacer frente a cuantiosos vencimientos de deuda. Por su parte, todos los índices de inflación, aún aquellos elaborados por la oposición, venían mostrando una fuerte desaceleración de la misma. La desocupación llegó a su piso histórico, la actividad económica empezaba a dar claros signos de recuperación a pesar de la delicada situación de nuestros principales socios comerciales.

La estrategia oculta del futuro presidente pareciera pasar por intentar generar un clima fuerte de inestabilidad económica en el país antes de asumir. Como dijimos al principio, en la economía el futuro importa más que el presente. Dicho de otro modo, la economía de mercado es el mundo de las profecías autocumplidas. La inestabilidad y la sensación de crisis que intenta generar Mauricio Macri apunta a ampliar el margen de maniobras para su primera etapa de gobierno. Los problemas económicos que existieran durante esta etapa, serían “la pesada herencia del gobierno que se fue”.

Pero hay una incógnita más. Si la economía está en una senda de estabilidad con crecimiento, con la inflación controlada y con bajo desempleo, ¿para qué quiere utilizar el nuevo presidente su margen de maniobras? La respuesta a este interrogante quizás se encuentre en declaraciones sueltas del mismo Macri y de sus economistas en torno al nivel de los salarios en la economía. Para ellos, los salarios argentinos son demasiado altos. Como ningún político en su sano juicio reduciría los salarios en forma directa, Cambiemos apunta a que la merma de los salarios se produzca por un fuerte aumento de los precios. Veremos qué pasa en una economía en la cual el sindicalismo recobró la experiencia de negociar sus salarios anualmente en paritarias libres.