“Quiso defender a sus seres queridos de un robo, no tenía intenciones de matar”, señaló el abogado Marcos Cella a RosarioPlus.com, haciendo referencia a su cliente Lucas F., que se entregó este martes a la Justicia luego de estar 10 días prófugo, en el marco de la investigación por el homicidio de Matías Ratari. El muchacho será imputado el jueves, acusado de homicidio simple.

A Matías Ratari lo mataron el sábado 16, a eso de las 4.30 de la madrugada, en Cochabamba al 300, entre Alem y Ayacucho. El joven estaba en el lugar junto a un amigo, cuando le dieron un tiro, en circunstancias poco claras. El herido fue trasladado al Heca, donde falleció un rato después de ser ingresado, debido a las serias lesiones que le produjo el proyectil en varios órganos vitales.

En primera instancia, circuló la versión de que Matías fue asesinado por su acompañante, en medio de una discusión, tras robarle a un grupo de personas; pero luego de las pericias médicas realizadas al cuerpo de la víctima, los investigadores establecieron que al muchacho lo mataron desde las alturas y no frente a frente.

En ese marco es que Lucas F., que vive en el tercer piso de un edificio de la zona, quedó como principal sospechoso en la causa. Su mamá, su tía y varios de sus amigos aseguraron haber sido asaltados por Ratari y su acompañante. A su vez, en la vivienda del sospechoso, investigadores encontraron una pistola similar a la utilizada en el homicidio: una 9 milímetros con la numeración limada, que tenía en su recámara una munición con la punta teflonada.

Por ello, luego de dejar a su pupilo a disposición de la Justicia, Marcos Cella planteo cuál será su postura: “Este es un claro caso de legítima defensa de terceros”. De acuerdo a los dichos del abogado, Lucas disparó desde el balcón al ver que sus seres queridos eran asaltados por Matías y su compinche. Él sostiene que su pupilo no tuvo intenciones de asesinar, que solo disparó al bulto para hacer que los supuestos ladrones se vayan. “No sabe manejar armas. Trabaja en un taller de bobinado de ventiladores, no tiene antecedentes, ni juntas pesadas”, argumentó Cella.

Al ser consultado sobre la tenencia ilegal del arma, el defensor explicó que “Lucas la compró porque estaba cansado de que lo afanen; pero la adquisición ilegal de un arma es otro delito, que no tiene relación con el homicidio”. A su vez, señaló que las extrañas municiones con las que disparó su cliente (las balas de punta teflonada son conocidas en el ambiente del hampa por su capacidad de perforar chalecos antibala), las tiene por casualidad, ya que “son las que le dieron con el arma”.

Al margen de que en la investigación no hay indicios del supuesto robo a mano armada, de hecho los propios denunciantes en primera instancia negaron que los supuestos ladrones portaran armas, aunque luego se desdijeron y señalaron que fueron amenazados con una pistola o un revolver, Cella sostiene que Lucas F. actuó en defensa de sus allegados y exigió que se investigue la hipótesis del robo calificado y se ordene la detención del presunto cómplice.