Legisladores de distintos espacios advierten dilaciones en la resolución de un caso de acoso laboral denunciado hace ya algún tiempo por una empleada del Ministerio de Trabajo de Santa Fe. Reclaman que los responsables políticos tomen cartas en el asunto ya que los acusados siguen en sus puestos y la víctima no obtiene ningún tipo de respuesta.

La trabajadora realizó en octubre de 2018 una presentación ante la Defensoría del Pueblo de Santa Fe y en marzo de este año lo hizo la Secretaría de Derechos Humanos provincial, pero hasta el momento no ha recibido respuestas formales y los dos denunciados (el director y subdirector del área donde se desempeñaba) continúan ejerciendo sus tareas con normalidad.

María José es ingeniera y especialista en Higiene y Seguridad, empleada de planta permanente del Ministerio, adonde ingresó por concurso en 2008. Según denunció, el acoso comenzó hace más de tres años pero recién pudo contarlo ahora. Actualmente, se encuentra con licencia psiquiátrica y sin poder volver a trabajar, a pesar de querer hacerlo.

En este marco, la Comisión de Derechos Humanos del Concejo de Rosario elevó esta semana un segundo pedido de informe (el primero fue en junio) en el que se solicita a esta cartera que dé cuenta cómo se está llevando adelante el caso. Lo mismo fue aprobado en la Legislatura de Santa Fe, de la mano de la diputada Silvia Augsburger.

En primera persona

En diálogo con Rosarioplus.com, María José relató lo vivido: "Al principio me separaban del resto de mis compañeros, después me sacaron mi escritorio y terminé trabajando en la cocina. Me mandaban a inspeccionar sola a los barrios más complicados y los varones iban de a dos al centro. Llegaron a iniciarme tres sumarios".

Asimismo, la mujer contó que sus jefes llegaron a utilizar su maternidad como recurso de hostigamiento: "Cuando quedé embarazada de mi tercer hijo, les decían a mis compañeros que iban a tener que trabajar más y que yo me había embarazado para tomarme la licencia y no ir a trabajar".

"Al principio lo tomé como un desafío, no me daba cuenta. Pero cada vez era peor y empecé a sentirme mal. Tenía miedo de perder el trabajo. Llegue a engordar más de 20 kilos y no podía estar con mis hijos. Me abandoné como persona porque estaban todo el día exigiendo cosas que eran imposibles de hacer para uno solo", agregó.

Tras la denuncia, Maria José aseguró que el maltrato fue en aumento: "Los superiores, a los que yo ni siquiera conocía, salieron a despotricar contra mí y se me vino todo encima. Por un lado fue peor denunciar, pero para mí fue sanador. Hoy por hoy estoy mejor. Aunque tomo tres pastillas por día y estoy bajo tratamiento psicologico y psiquiatrico, pude salir del pozo depresivo. Antes no podía contar todo esto sin llorar".

"Hace 15 días, el director me envió una cédula a mi casa pidiendo que le devuelva el equipo de trabajo y después me llegó un expediente que me iniciaron por incompatibilidad laboral y por eso me van a cesantear. Parece que después de 10 años se dieron cuenta de que no puedo trabajar especialista en Higiene y Seguridad y de ingeniería civil.

"No puedo volver al mismo lugar donde están las personas que denuncie. Me hicieron la vida imposible", concluyó la mujer que espera una respuesta por parte del Estado para volver a desempeñar sus tareas en un lugar distinto al de las personas que denunció y que continúan, como si nada, en sus puestos habituales.