El doble asesinato de barrio Acindar en el que murieron una mujer de 33 años y su hijita de 2 impacta no sólo por el sanguinario ataque a cuchillazos contra ambas, sino por la historia que se esconde detrás del sospechoso, quien sufriría un problema psiquiátrico. Este lunes, en su trabajo, el hombre acusado había alertado a compañeros que temía "mandarse una macana". Poco después lo desobligaron y fue a su casa. En ese lugar, al día siguiente, se registró la tragedia.

Según informaciones policiales, cerca de las 11 de este martes, Iván F. tomó un cuchillo Tramontina y asesinó a su esposa, Fernanda, quien ese día no había ido a trabajar para cuidar a su hija, que tenía algún problema menor de salud. A la nena, Camila, también la mató sobre una mesa. El hombre se quedó sentado en el suelo hasta que llegó la policía alertada por los familiares de la víctima, al no tener noticias suyas.

El hombre también había faltado a su puesto en una industria de la zona pero no fue para quedarse a ayudar a su esposa con la nena. Un allegado al presunto agresor, quien lo conoce desde hace más de 20 años, comentó a Rosarioplus.com que “el lunes puntualmente no estaba bien”. Hacía ya unos cuantos meses que habría salido de una internación por problemas psiquiátricos, aparentemente sufría un grado de esquizofrenia, y había vuelto a su puesto como operario.

“Le dijo a sus compañeros que estaba con ataque de pánico y que tenía miedo de mandarse una macana. Habló con un superior, lo atendieron con el área de salud y decidieron mandarlo a su casa porque ya se habían repetido los episodios. A un paciente como él, medicado, con esa luz de alerta, le tendrían que haber dado otra solución”, consideró la misma fuente. 

Según cuenta esta persona, el hombre entró en estrés depresivo cuando murió su madre y nunca logró salir adelante. Incluso tuvo dos etapas de internación en una clínica psiquiátrica y bajo medicación.   

Los patrulleros rompieron la tranquilidad del mediodía este martes en barrio Acindar y frenaron en una casa de Villarino al 3700, a pocos metros de calle Nahuel Huapi. Adentro estaba aún en el suelo, ensagrentado, el presunto agresor. Del lugar secuestraron medicación psiquiátrica, recetas y hasta un "Nuevo Testamento" que estaba a mano. Después de ser detenido, el fiscal de Homicidios Florentino Malaponte ordenó un estudio en el Hospital Psiquiátrico Agudo Ávila que se tendrá en cuenta en la imputación de este miércoles.