El Concejo aprobó la iniciativa que permitirá al empresario Aldo Lattuca construir tres torres, cocheras y un paseo comercial en la manzana 125 del microcentro rosarino. El debate por momentos arrojó un velo filosófico sobre la apropiación del espacio público y la desigualdad entre ricos y pobres. Pero también sobre posibilidades concretas de empleo y desarrollo.   

Cambiemos, el Frente Progresista y el justicialista Osvaldo Miatello completaron los votos que aprobaron el proyecto. Mientras que los bloques de Ciudad Futura, Frente para la Victoria (Roberto Sukerman pegó el faltazo y se lo reprocharon con chicanas), Iniciativa Popular, Justicialista, Unidad Ciudadana y el Frente Social y Popular de Celeste Lepratti.

Nada despojado de cruces y exposiciones intensas. Juan Monteverde en un discurso radical dijo: "Hoy perdimos la oportunidad de discutir un modelo más justo de ciudad y demostrar que acá defendemos el interés de la mayoría y no del empresario”.

“No debemos ser la escribanía de los constructores. Propusimos una alternativa pero en el Ejecutivo no escuchan porque temen que el empresario les pegue cuatro gritos. Hoy ustedes votan para que los ricos sean más ricos", disparó.  

El concejal de Ciudad Futura afirmó que el proyecto “reproduce desigualdad y expulsa más a la gente porque hace más caro el acceso a la vivienda”. “La población de Rosario no crece hace 20 años, pero siguen habiendo edificios nuevos. ¿Para quiénes? Discutamos ésto. Tienen miedo a los empresarios porque después no podrían pasar la gorra para la campaña", arrojó con algo de suspicacias hacia colegas. 

Fernanda Gigliani definió que "Rosario queda librada al interés empresario y el interés público queda relegado". Auguró trastornos cotidianos con esas torres en calles de 14 o 16 metros, con reducción de la luz solar, problemas de tránsito y estacionamiento. En su opinión, las "áreas de reserva aumentan la especulación inmobiliaria". Asimismo, objetó el proceso de informes que nutrió la elaboración de la ordenanza. "Hay áreas técnicas del municipio que no participaron del anteproyecto", dijo. Y aclaró que ni ella ni sus compañeros de voto se oponen a la generación de empleo. "Sólo tenemos un modelo de ciudad distinta", replicó.

Norma López dijo estar "harta de la chicana de que estamos contra el desarrollo de la ciudad. La desigualdad genera violencia".

¡Dejá de hablar al pedo!

Un grupo de afiliados al sindicato de la construcción Uocra presenció el debate, partidario de la aprobación del proyecto ya que promete no menos de 500 puestos de empleo. Por eso aplaudió y celebró los votos positivos.

Sin embargo protagonizó el momento más álgido del debate. Cuando la concejala kirchnerista Marina Magnani argumentaba su voto negativo, lanzó una frase que fue comprendida como un desprecio por parte de los afiliados. Dijo lamentar "lo trágico" de que trabajadores de la construcción estuvieron aplaudiendo la iniciativa y lucro empresario.

En ese momento, el secretario adjunto de Uocra, Sixto Irrazábal, se paró desde su banco en las gradas y le gritó sin pruritos: "¡Dejá de hablar al pedo! Estás diciendo pavadas. No te voy a permitir que hables por los trabajadores".

Por su puesto esto hizo enardecer el recinto. El presidente Alejandro Roselló no logró calmarlo por más que advirtió al dirigente gremial el desalojo. Finalmente los albañiles se retiraron enardecidos contra la concejala de La Cámpora.

Diferencias

Los que argumentaron a favor trajeron a colación la renovación urbana que propone, la densificación del centro a contrapelo del proceso de desertización poblacional de la zona, la generación de empleo y actividad comercial.

Osvaldo Miatello, que fue clave en la comisión de Ecología, recordó que el proyecto se ajustó al estudio de impacto ambiental, y que es más nocivo e insustentable propender a la extensión de las urbes hacia barrios alejados que construir en altura. Criticó la argumentación ecologista "de las ballenas", contra la necesidad de promover el trabajo. "Es más fácil decir que no y votar en contra".

Agapito Blanco consideró que si a Lattuca no se le ofrece una inversión redituable "seguirá facturando con la playa y un solo empleado, sin molestarse".

 "Quiero que la gente vuelva a vivir en el centro, y no admito la sospecha de quien piensa distinto. El Plan Urbano de 2007 deparadaba allí dos torres de 66 metros, y nosotros estamos votando una de 70 metros. ¿De qué favoritismo hablan?", replicó la radical María Eugenia Schmuck, y defendió el concepto de "área de reserva", la tipificación de la manzana 125.

"Es la posibilidad de que el Estado pueda intervenir en un proyecto privado de alta plusvalía, porque recordemos que ese inmueble no es del estado, es propiedad privada. Y sino Lattuca seguiría con el parking", completó María Eugenia Schmuk.

Roy López Molina recordó otros proyectos truncos por las exigencias desmedidas a empresarios como el de las cocheras subterráneas en la plaza del Foro y Parque España, y el proyecto de reconversión de la ex Rural, donde los inversores desertaron.