La votación por el proyecto de Presupuesto 2019 en la Cámara de Diputados se llevó todas las miradas, este jueves por la madrugada, y dejó en segundo plano a otras iniciativas que obtuvieron media sanción y pasaron a Senadores. 

Además, de la "Ley de leyes", los legisladores aprobaron la suba del mínimo no imponible del impuesto a los Bienes Personales (sube de 1 a 2 millones) y a su vez establecieron un esquema de progresividad del tributo (aumenta la escala de tributación progresiva de 0,25% hasta 0,75%). 

Asimismo, se impuso una modificación para eliminar definitivamente el cobro de ese gravamen a los inmuebles rurales, luego de haber evaluado, como paso intermedio, la posibilidad del pago a cuenta de Ganancias.

De esta forma, los inmuebles rurales quedaron exentos del Impuesto a los Bienes Personales, una medida que festejaron los integrantes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

“Celebramos que los diputados nacionales, que son nuestros representantes, hayan entendido el daño que causaba seguir gravando al sector productivo”, manifestó Gerardo Díaz Beltrán, presidente de CAME, y agregó: “Esperamos que esto sirva como precedente para que se comprenda de manera definitiva que el único camino para sacar al país de la crisis es aumentar la producción y las exportaciones, generando trabajo y arraigo en el interior del país”.

Durante los últimos días, directivos de entidad mantuvieron una serie de conversaciones y reuniones con diputados y gobernadores para explicarles los perjuicios que generaría la medida.  

El proyecto original contemplaba una alícuota del 0,75% para campos cuya propiedad estén en manos de personas humanas. Luego se redujo al 0,25% para todos y finalmente quedó ese porcentaje para las sociedades y la excepción del pago del impuesto a personas y sucesiones. 

Según CAME, la principal preocupación de los complejos agropecuarios se basaba en que la imposición de Bienes Personales sobre los campos provocaría un fuerte aumento de los arrendamientos rurales, en un contexto de caída de la rentabilidad por la suba de costos productivos.