Por la espalda, a sangre fría y sin mediar palabra. Así fue el asesinato nº 55 en lo que va del año, en Rosario. El crimen de Dai Wen Qing, el dueño del supermercado ubicado en pasaje 1847 N° 6151, fue premeditado y sin coartada. Directo, con un disparo certero que terminó con la vida del asiático en pocos minutos.

"Vino directamente a matarlo", afirmó Pablo, el joven carnicero del comercio que fue testigo de la lenta y distendida huida del asesino. Según comentó el muchacho, que observó en detalle los movimientos de la víctima y victimario en las cámaras de videovigilancia del local, el dueño del supermercardo, apodado "Enzo", "salió a fumar y cuando ve que le podían disparar sale corriendo".

El comerciante chino sólo pudo dar algunos pasos, antes de sentir el impacto de una bala calibre 22 en su espalda. Sin embargo, la adrenalina que se apoderó de su cuerpo le permitió continuar con se marcha hasta Pasaje 1854 al 3800, donde murió ante el estupor de unos albañiles que refaccionaban una vivienda.

Mientras Wen Qing daba sus últimos pasos, el asesino se retiraba a paso lento por calle Garzón, sin intenciones de esconder su rostro ni ocultar su accionar.

El comerciante no había recibido ninguna amenaza en los últimos días, ni tenía problemas con algún vecino, pero los hechos de inseguridad lo habían convertido en un hombre precavido, con más de 10 cámaras de videovigilancia en su negocio, y un estado de alerta permanente. Pero además, el año pasado había sido blanco de un disparo, aunque todavía ese episodio no tiene relación comprobada con homicidio ocurrido este martes.

"Hace un año tuvo un hecho de inseguridad y recibió un disparo en la pierna", recordó Maximiliano, encargado de la carnicería del supermercado, y agregó: "Él hablaba mucho conmigo y si estaba amenazado, me lo habría contado".

Enzo era conocido por todos los vecinos de barrio Bolatti, además de trabajar todo el día en el súper, vivía en la parte superior del galpón con su mujer y su hija de 3 años de edad.