El aislamiento social, preventivo y obligatorio partió al medio la rutina laboral y familiar de los argentinos y sembró de incertidumbre una cotidianidad programada, consensuada y asumida como normal. El encierro inmediato para evitar la propagación del coronavirus enfrentó a muchos hogares a nuevos desafíos que debían encontrar una solución rápidamente, exprimiendo al máximo la plasticidad neuronal.

A más de dos meses del establecimiento del decreto 297/2020, en Rosarioplus.com hacemos un recorrido por las diferentes problemáticas que atravesaron las familias rosarinos a lo largo de la cuarentena; comenzando con la restructuración interna de las casas con niños sin clases ni actividades y padres y madres trabajando desde el hogar, siguiendo por las salidas laborales con medidas de prevención, y finalizando en las expectativas por volver a una nueva normalidad que ya quedó lejana. 

Aislamiento y Home office

"Al inicio de la cuarentena fue todo un poco caótico pero con el correr de las semanas pudimos volver a la rutina de horarios de comidas y descanso", comentó Cecilia, comunicadora social, especializada en marketing digital y gestión de comunidades en internet. "Al trabajar, al igual que mi esposo, bajo la modalidad de home office tuvimos que organizarnos para pasar tiempo con nuestra hija y evitar el uso indiscriminado de las pantallas", aclaró.

En algunos hogares, el entretenimiento de los niños a través de las herramientas tecnológicas permitió llevar a cabo actividades laborales que anteriormente se realizaban fuera de la casa. "La rutina se cambió muchísimo, por estar todo el tiempo en casa. Yo trabajo desde casa, en horario completo, y mi compañero de forma normal, ya que por su profesión (médico laboral) nunca se detuvo. Al principio todo fue un caos, y mi hija pasaba muchas horas en la tele para que yo pueda trabajar, después pasó a ser una rutina tenerme todo el día en casa y las siestas fueron menos y los juegos más", señaló Luisina, agente de viajes.

"Estar conviviendo cuatro personas, más una mascota, las 24 horas hace que algunas veces se creen conflictos con respecto al uso de dispositivos electrónicos (televisor, tablet, computadora, etc)", manifestó Darío, que vive junto a sus dos hijos y su mujer (docente). "Hemos encontrado el punto de convivencia e integración para estar todos unidos y tratar de llevar esto adelante", aclaró el empleado administrativo de una empresa de distribución de productos para la industria plástica, que hasta el 2 mayo realizó sus tareas de su casa.

"Al estar todo el día en casa, me costó organizarme y por ende mis hijos (dos años y siete años) también entraron en caos. Dormíamos tarde, nos levantábamos tarde, mucho agotamiento mental de mi parte, ira, no saber gestionar el tiempo. Al empezar a trabajar (home office), se modificaron los horario de sueño. Mucho juego, televisión, celular, no lo puedo manejar. Peleas entre ellos, que no sé gestionar. Recién ahora a los 74 días (para mi desde le 16 de marzo) en cuarentena, solo saliendo a hacer mandados, vamos tomando una rutina, no será la mejor, pero es rutina al fin", manifestó Gisel, empleada pública, que en las primeras semanas del aislamiento pudo acceder a una licencia para cuidad a sus hijos.

Para los trabajadores de los rubros que no fueron exceptuados en la primera etapa de la cuarentena obligatoria, el 20 de marzo fue el inicio de unas mini vacaciones que desordenaron toda la rutina. "Al no poder salir, se borraron los horarios, al principio de la cuarentena nos levantábamos tarde, costaba organizarnos con las comidas, horarios, la bebé dormía siestas a cualquier hora. De a poco fuimos reorganizando", recordó Bárbara, empleada de comercio.

"La rutina de nosotros y la nena se modificó mucho porque lo que generalmente hacíamos lo tuvimos que dejar de hacer y tomarnos licencia en el trabajo por unos días. Fue un cambio bastante brusco", remarcó Gastón. "Estábamos acostumbrados a salir, a hacer nuestras cosas, y de un momento para el otro tener que estar encerrados fue duro", agregó el viajante.

"Lo vivimos en varias etapas; al principio el cambio fue brusco y casi sin comprender tuvimos que quedarnos 100% en casa, lo cual implicó un esfuerzo grande poder ordenarnos en cuanto a horarios y actividades para con el nene. En el medio fuimos improvisando mucho más las maneras de entretener a Salvador en casa, sin poder salir. Ahora que los dos volvimos a trabajar ya se asemeja a nuestra rutina anterior a la cuarentena", manifestó Sergio, empleado municipal.

En algunas casos, el trabajo desde casa fue bien recibido y no fue un constante problema para la rutina familiar: "Si bien al comienzo implicó un desorden genealizado de la familia, a las dos semanas ya pudimos incorporar una cierta dinámica más ordenada, con horarios más limitados y tratando de respetar el momento de trabajo y el momento fuera de él. Fue un aprendizaje, ya que ni yo ni mi pareja estábamos acostumbrados a trabajar desde casa. En lo personal, es una metodología que me gustaría continuar", remarcó Sebastián, empleado administrativo de una institución educativa.

Sin jardín ni abuelos

La suspensión de la actividad en los jardines particulares y las escuelas, sumado a la imposibilidad de contar con una niñera en el domicilio, provocó que los niños permanezcan 24 horas en sus casas y el esparcimiento quede a cargo, exclusivamente, de sus padres. Esta limitación de espacio y tiempo fue una de las mayores problemáticas por las cuales tuvieron que atravesar muchas familias.

"Creo que esos espacios son irreemplazables pero tratamos de sumar actividades recreativas dentro del pequeño espacio en el que vivimos. Además de realizar nuestros juegos habituales, sacamos ideas de internet, y la escuela también nos envío algunas propuestas", indicó Cecilia.

"No pudimos reemplazarlos, nos turnamos entre mi compañero y yo para cuidarla, por ahí utilizamos más la tele de lo que la veníamos usando, dejándola ver algún dibujito o escuchando música", señaló Bárbara.

"Desde un comienzo tuvimos como premisa que no podríamos reemplazar ni suplir de ninguna manera el espacio de la escuela. El más chico, en nivel inicial, recibe 'sugerencias' son actividades diarias, no obligatorias que se respeta el deseo ganas de el niño de realizarlas o no", explicó Sebastián y añadió: "El más grande recibe mucha tarea, que en su caso (séptimo grado) si es obligatoria. Al principio costó la organización, pero a partir de la utilización de Classroom, pudimos tener un mejor seguimiento de lo que tenía que realizar, lo pendiente, lo entregado. Cuenta con mayor autonomía para hacer los trabajos y creo que pudimos observar y conocer un poco mejor cómo es que él se maneja en la resolución de esas cosas".

Otros ánimos en cuarentena

La ruptura en la rutina y la adaptación al nuevo contexto provocaron que los estados de ánimos, tanto de niños como adultos, sufran alteraciones y varíen según cada realidad.

"¿Cambios de actitudes en los niños? ¡Miles! Crecieron en algunos aspectos y en otros, como el tema del pañal, fueron para atrás. La teta de la noche, que mantienen hasta ahora, esta desapareciendo día a día, por decisión de ellos que me dicen que no son mas bebés (mellizos de casi 3 años)", reflexionó Soledad, que debido a su trabajo, es abogada, realiza sus tareas desde el hogar. "Los adultos creo que tuvimos un freno en la locura diaria", agregó.

En tanto, Gisel notó la modificación de varios comportamientos en sus hijos: "Están más alterados, hiperactivos. El mayor esta en una postura de no querer hacer la tarea, de no tomar las consignas que le propongo; llora de a ratos porque extraña a los amigos, a la escuela, a la abuela. El mas chico esta pegadísimo a mí, mucha teta, mucha demanda, llantos, juega más con el hermano, se sienta con el a ver como hace la tarea (que cuesta horrores). Los noto más ansiosos, como que tienen mucha energía dentro y no saben como tramitarla".

"Muchas veces siento que se aburre de estar siempre en el mismo lugar, con las mismas cosas. Esta en edad de explorar y busca cosas nuevas todo el tiempo. A mi también hay días que me pesa más el encierro y otros no tanto. El otro día hicimos la salida recreativa y miraba para todos lados súper sorprendida de todo", reconoció Bárbara.

"Juana estaba acostumbrada a dormirse dando vueltas en el auto, y tuvimos que aprender a que se duerma de otra forma. Fue un desafío", indicó Gastón y reconoció: "Se notó un poco de cambio en la nena, pero para nosotros al principio fue durísimo".

En la mayoría de las personas entrevistadas por Rosarioplus.com, la habilitación de paseos recreativos durante los fines de semana permitió oxigenar el malestar por el encierro.

"El ánimo de Elena es como el nuestro, va cambiando. Ahora volvimos a salir, damos una vuelta a la manzana, vamos a que corra a la plaza y eso nos hace feliz", expresó Laura, cientista de la educación e investigadora del Conicet que desde el comienzo del confinamiento tuvo que desempeñar su tarea de forma virtual.

"En su salida recreativa, Mateo no paro de correr, y no solo él sino que fuimos todos niños en la plaza. Fue la primera vez que nadie tenía el celular en la mano, nos disfrutamos hasta que él solo pidió volver", celebró Antonella, empleada bancaria.

"En esta etapa en la cual ya se puede sacar a los chicos, el humor del nene cambio, ese ratito breve de aire lo renueva y le da un poco más de respiro", reconoció Sergio.

Sin embargo, las salidas a un mundo diferente y con algunas limitaciones pueden complicar aún más los estados de ánimos de los niños. "El lunes tuvimos la salida recreativa. Caminamos por el parque muy tímidamente con tapabocas puesto. Mi hijo comenzó a correr un perro y en cuanto visualizo los juegos fue imposible hacerle entender que no se podía. Lloro hasta casa y mucho tiempo más. Creo que la angustia nos invadió a todos, me arrepentí de haber salido", lamentó Celeste.

"Hubo y seguirán existiendo cambios de humor, tanto en los chicos como en nosotros, al estar tanto tiempo encerrados. Creo que de esta cuarentena salimos más fortalecidos, uniendo más los lazos entre padres e hijos", concluyó Darío. 

La plasticidad neuronal en cuarentena

La psicóloga María Victoria Tomasini realizó un breve análisis del aislamiento social, preventivo y obligatorio y dividió los cambios de los niños, durante este período, en distintas fases.

"Al comienzo del aislamiento hemos visto mucha desregulación en los niños, de un día para el otro el mundo tal como lo conocían dejó de existir y perdieron sus espacios de referencia, de ocio y el contacto con amigos y seres queridos", señaló la profesional de la salud y agregó: "En ese momento de cambios y falta de seguridad se han visto muchos retrocesos en los más pequeños, por ejemplo en el control de esfínteres, problemas de sueño, alimentación, el hecho de volver a dormir con sus padres, necesidad de volver a tomar teta, mamadera, usar chupete u otros objetos de apego que los hicieran sentirse seguros".

En cuanto a los adolescentes o niños en edad escolar, la terapeuta dijo: "En los más grandes han aparecido ciertos miedos relativos a la pandemia y también el tema de lidiar con los deberes escolares, que ha acarreado mucho estrés en las familias en general. Para que el aprendizaje se produzca deben existir varios factores, los cuales no siempre están presentes en este contexto que muchas veces gana la apatía y el desgano".

"La situación varía mucho también de acuerdo a la situación familiar, ellos son nuestro espejo y sus cambios de humor también van a estar muy relacionados en como vean que estamos llevando nosotros la situación, que disponibilidad tenemos para ellos, con que recursos contamos para reinventarnos, que seguridad podemos brindarles", apuntó Tomasini.

Por otro lado, la psicóloga comentó: "Luego vino otro momento en el que en la generalidad de los niños se vieron muchos avances de golpe, que podemos referirlo al hecho de contar con más presencia y disponibilidad de sus madres y padres y contar con más estimulación de parte de estos".

"Y ahora los encontramos como en un período en el que se fueron adaptando un poco a esta nueva rutina, lo que no implica que sea sin consecuencias negativas. El desafío luego será recomponer los modos de socializar e interactuar con el mundo exterior", finalizó.

En cuanto a la capacidad de adaptación a la cuarentena obligatoria y la próxima nueva normalidad, la profesional concluyó: "Los humanos contamos con plasticidad neuronal, que es la capacidad del cerebro de aprendizaje y adaptación a las nuevas circunstancias. La plasticidad cerebral es máxima en los primeros años del neurodesarrollo y es sin dudas lo que nos está permitiendo sobrevivir en este contexto, y lo que explica que sean los niños quienes mejor han podido sobrellevar el encierro a diferencia de los adultos".