Se llama Silvana Adriana Suárez, tiene seis hijos y es ama de casa. Según su partida de nacimiento, nació un 24 de marzo de 1977. Hace tres años se enteró de que sus padres la habían “comprado” cuando ella tenía apenas tres meses. Desde ese momento, la mujer busca conocer su identidad de manera sostenida, sin desesperar pero sin rendirse, a sabiendas de que su sueño no es cosa fácil. Es que no puede contar con ninguna clase de ayuda de parte de su familia "adoptiva".

“Desde chica sentía que no pertenecía a la familia en la que fui criada. Eso se debe al poco afecto recibido de parte de quienes toda la vida dijeron ser mis padres”, así comienza Silvana su relato en diálogo con Rosarioplus.com y que, de tanto repetirlo, también lo plasmó en un extenso manuscrito en el que compendia todo lo que lleva recorrido en busca de conocer su identidad original.

Con esas sospechas a cuestas, que se hicieron más ostensibles a medida que transcurrieron sus años -hoy tiene 40- acerca de la veracidad del relato que le contaron, y tras conocer algunos datos por parte de allegados a la familia, en noviembre de 2014 Silvana se sometió a un análisis de ADN con una empleada del negocio familiar. El resultado la desesperó: ese cotejo arrojó un 93,2% de coincidencia en la relación de parentesco tía-sobrina con esa mujer.

"Después de eso, esta mujer no quiso hablar más conmigo, así como tampoco lo hicieron las personas que me apropiaron. Todos me dieron la espalda”, contó Silvana a Rosarioplus.com.

 

Asimismo, Silvana explicó que en un primer momento acudió a los Tribunales Provinciales para pedir ayuda, pero que allí la desalentaron en su búsqueda al advertirle que el procedimiento para dar con sus padres biológicos iba a ser "muy largo".

Con esto y ante el hecho de que su partida de nacimiento asegure que llegó al mundo un 24 de marzo de 1977, en plena dictadura cívico-militar, la mujer se contactó con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo con la expectativa de que allí pudiera hallar una pista concreta a su origen. Sin embargo, Silvana explicó que fue llamada por el organismo un año después de solicitar ayuda, cuando ella ya se había realizado el examen de ADN con el que da con una tía, por lo que su búsqueda tomó otro rumbo y ya no volvió a contactarse con Abuelas.

Sobre su llegada a la familia adoptiva, Silvana indicó que son varias las versiones que existen. Entre ellas, hay una que ella considera como “la más firme”. Se trata del relato de una empleada que cuidaba a su hermano por ese entonces. Según su testimonio, la mujer vio un día que llegaban un comisario y un famoso periodista radial de aquellos años a la casa de calle Güemes casi Balcarce. El periodista traía a Silvana bebé en sus brazos. Aquella niñera de su hermana le contó a Silvana que esos dos hombres intercambiaron "unos papeles y plata" antes de retirarse. Silvana Suárez brinda la identidad del comisario y del periodista, pero la publicación de esos nombres este medio los mantiene en reserva por no tener esas personas una imputación judicial. Por cierto, Silvana asegura que nunca consiguió que su caso hiciera pie en la Justicia y que algún juez o fiscal investigara de oficio.

“Cuando llegué tenía cinco meses y según esta mujer, parecía un perrito envuelto en una sabana”, añadió la mujer.

Asimismo, Silvana contó que la familia que la crió estaba compuesta por empresarios que por aquellos años contaban con un buen pasar económico. Es más, en el año 1977 fueron los dueños de una parrilla “muy conocida” ubicada en Oroño y Güemes. Con este dato, la mujer explicó que volvió al barrio con la premisa de buscar explicaciones. Sin embargo, señaló que “todos se acuerdan del negocio pero nadie me sabe decir más nada”.

Con esta información y a pesar del rechazo por parte de su familia adoptiva, Silvana siguió indagando acerca de su propia historia, y en este periplo dio con algunas personas que la ayudaron a acercarse a la verdad. Con esto, llegó a realizarse otro análisis de ADN con un posible padre biológico, pero el resultado fue negativo.

Al momento, la mujer, sólo cuenta con algunas sospechas sobre quiénes podrían ser sus padres biológicos, a quienes aun sigue sin poder acceder. Con más dudas que certezas, Silvana sigue en búsqueda de la verdad sin bajar los brazos, convencida de que algún día la vida le develará ese secreto que sobrevive 40 años después.