El juez Hernán Postma homologó un acuerdo entre la Fiscalía y defensa por el cual Alan Daniel Luppi fue condenado a 10 años y 8 meses de prisión por haber matado al joven de 16 años Kevin Aguirre el 9 de febrero de 2017 en barrio Ludueña. Tras aquel hecho, vecinos incendiaron la vivienda del agresor, y un operativo policial irrumpió en el cortejo fúnebre, donde persiguió a un cómplice que quedó herido y detenido.

Aquella noche, Kevin Aguirre estaba con su primo en la puerta de la casa de una amiga, en Humberto Primo al 2100. Eran pasadas las 10 de la noche cuando aparecieron Alan Luppi y un joven apodado “huesito”, quienes los acusaron de querer pegarle al primo de Alan. Kevin y su primo le dijeron que no tenían nada que ver y se subieron a una moto para irse y evitar problemas.

Se escucharon ocho disparos, uno de los cuales impactó en la zona lumbar de Kevin y le produjo la herida fatal. Antes de irse, Alan les gritó: “Giles, para qué se hacen los vivos”. La ambulancia no llegaba, y Kevin fue llevado a un hospital en un patrullero, pero falleció dentro del vehículo antes de ser atendido.

Alan Luppi había salido de la cárcel de Coronda 8 días antes de matar a Kevin. Había sido condenado a tres años de prisión por un robo y otro intento. Por el antecedente fue declarado reincidente, y se le unificó la pena en 13 años y 8 meses de prisión.

Pero el caso se complicó cuando familiares y vecinos de Kevin Aguirre lo despedían en el cortejo fúnebre y varios patrulleros irrumpieron con tiros, y se llevaron a otro joven, Michel Pereyra, testigo del crimen, quien debió ser internado en el HECA con una herida de bala en el pie.

Cuando trascendió entre los vecinos del barrio que Kevin había sido atacado e identificado su tirador, un grupo se movilizó hasta la casa donde vivía Luppi y le prendió fuego, en Humberto Primo y Felipe Moré, a pocas cuadras de la zona donde ultimó al joven Aguirre.