Otra vez Cargill cerró nuevamente las puertas de su planta en Villa Gobernador Gálvez. Esta vez no será por un par de días como sucedió hace dos semanas, sino hasta el 30 de abril. De esta forma Cargill sumó tensión al conflicto gremial originado por el despido de 44 trabajadores, mientras el sindicato aceitero interpreta el escenario como un lock out patronal y forma de presión.

Los trabajadores que debían ingresar a las 6 a las plantas de Villa Gobernador Gálvez y de Bahía Blanca se encontraron con las puertas de las fábricas cerradas y un pequeño y breve cartel donde avisaba el cierre sin actividad hasta fin de mes. La empresa alega que no están dadas las condiciones para operar de forma segura, suspendiendo a todo el personal sin goce de haberes desde este jueves hasta el día 30.

En un comunicado, los trabajadores consideraron: “Nuevamente Cargill pretende adoctrinar y disciplinar a los trabajadores. Nos mantenemos unidos frente a este nuevo embate patronal y exigimos la reincorporación de todos los compañeros despedidos arbitrariamente”.

Por su parte, Marcos Pozzi, uno de los trabajadores de la cerealera, se sumó a la interpretación de que la empresa busca presionar el conflicto: “Nosotros un mes sin salario no podemos vivir, pero  a ellos no les hace nada estar meses cerrado. Es un intento de quebrar la comisión interna”.

La empresa alega que la mediad se debe a la inseguridad por los paros sorpresivos que viene realizando el grupo de trabajadores, aunque Pozzi desmiente tal cosa. “El ministerio de Trabajo intervino porque había soja ardiendo en una de las celdas. Pero la empresa dice que nosotros somos los inseguros”.