El presidente Jair Bolsonaro asistió este domingo a una manifestación a su favor, acompañado por medio gabinete de ministros, mientras la pandemia de coronavirus avanza de manera alarmante en Brasil, el cuarto país más afectado en el mundo.

Flanqueado por 11 ministros, Bolsonaro destacó la gran presencia de seguidores en la manifestación celebrada frente al presidencial Palacio de Planalto, desoyendo las medidas de los gobiernos regionales para evitar las concentraciónes, como herramienta para combatir el coronavirus, que ya causó más de 241.000 contagios y de 16.000 muertes en el país.

A diferencia de otras exposiciones ante el público, esta vez el mandatario ultraderechista se cubrió el rostro con un barbijo, estuvo durante media en el acto, bajó por la rampa del edificio para acercarse lo máximo posible a los manifestantes y llegó a cargar a dos niños, informó la agencia de noticias EFE.

Bolsonaro, que calificó al coronavirus como una "gripecita", ya acudió a otros actos masivos de sus seguidores, pese a las recomendaciones para evitar aglomeraciones tanto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como de su propio Ministerio de Salud.

En esta oportunidad, y en medio de una grave crisis política causada por la salida de dos ministros de Salud en medio de la pandemia y de la investigación que le abrió la Fiscalía por su supuesta interferencia política en la Policía Federal, Bolsonaro acudió al encuentro con varios colaboradores, entre los cuales 11 de sus 22 ministros y dos de sus hijos.


En declaraciones que concedió en una transmisión en vivo por las redes sociales durante la manifestación, Bolsonaro volvió a criticar las medidas de distanciamiento social adoptadas por los gobiernos regionales y municipales para combatir el avance del coronavirus y defendió la normalización de las actividades.

"La población quiere trabajar para colocar comida en la mesa", afirmó.

El capitán retirado del Ejército mantiene una tensa confrontación con los gobernadores de la mayoría de los estados brasileños, que han impuestos medidas de distanciamiento social, como cuarentenas, cierre de escuelas y comercios y restricciones al transporte y la movilidad, para frenar la creciente expansión de la pandemia.

Para Bolsonaro, más preocupado con la paralización del país, la ya prevista recesión histórica y los millones de empleos destruidos por la crisis sanitaria, la Covid-19 "va a contagiar al 70 % de la población tarde o temprano" y "va a matar mucha gente" sin importar las medidas de distanciamiento que se adopten.

Tras haber sido duramente criticado por haber participado en manifestaciones similares en las que fueron exhibidos letreros que proponían el cierre del Congreso y de la Corte Suprema, así como otras medidas antidemocráticas como una intervención militar, Bolsonaro destacó que en la de este domingo no había ningún mensaje contrario a la Constitución.

"Es una manifestación pura de democracia. Estoy muy honrado con eso. Sin ningún letrero agresivo a quien quiera que sea. No hay ningún letrero ni ninguna bandera que atente contra la Constitución, contra el Estado Democrático de Derecho", afirmó.

Bolsonaro no ha cesado en su empeño para que los gobiernos regionales levanten las restricciones y permitan la normalización de las actividades, hasta el punto que esta semana ordenó la apertura de gimnasios y salones de belleza por considerarlos esenciales.

Este, y la presión del mandatario para avanzar en el uso de la cloroquina para tratar a los infectados, fueron los motivos que llevaron al ministro de Salud, Nelson Teich, a renunciar el viernes al cargo que había asumido hacía sólo 28 días y en medio del agravamiento de la pandemia.

Brasil, desde ayer el cuarto país con más casos confirmados de coronavirus en todo el mundo, contabilizaba 241.080 (de ellos, 7.938 en las últimas 24 horas) y 16.118 muertes por la enfermedad (485 nuevas), informó esta noche el Ministerio de Salud.