La banda de Los Monos volvió a ser apuntada por las fuerzas policiales más allá de que sus líderes se encuentren detenidos y condenados por la Justicia. A partir de una serie de allanamientos en las cárceles donde están alojados los principales miembros, la Justicia busca establecer vínculos y encontrar evidencias sobre los recientes ataques contra magistrados que procesaron, investigaron y condenaron a sus integrantes.

Los casos más resonantes fueron los balazos contra antiguos domicilios del juez Ismael Manfrín y contra allegados al magistrado Juan Carlos Vienna, en zona sur.

Estos episodios generaron que el poder judicial exija resultados respecto de la seguridad de los funcionarios y que no se reduzca a un refuerzo de custodia, tal como propuso el Ejecutivo provincial. La queja no solo llegó por parte del Colegio de Magistrados, desde dónde surgieron las primeras broncas: también activó el pedido de la Corte Suprema de Santa Fe.

La reunión entre los integrantes de la Corte, el gobernador y el ministro de Justicia el pasado martes mostró su primera consecuencia: un operativo policial que consistió en allanar los penales de Piñero, Resistencia y Rawson. 

Cerca de 200 efectivos de Gendarmería, Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA) y las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) revisaron las celdas de Ramón “Monchi” Machuca y Ariel "Viejo" Cantero en Piñero para dar con indicios acerca de los episodios de amedrentamiento contra los jueces. A su vez, hicieron lo propio en las cárceles de Resistencia, Chaco, donde está detenido Guille Cantero, y en Rawson, Chubut, donde se encuentra Emanuel Chamarro.

Justamente la derivación de estos miembros a cárceles federales por su alto nivel de peligrosidad habría sido el detonante del ataque contra el juez Ismael Manfrín. Vale aclarar que finalmente la Justicia aceptó la excusación del juez Manfrín quien había pedido apartarse tras las balaceras a dos casas donde había residido.