Los niños, niñas y adolescentes no son considerados población de riesgo en relación al COVID-19, pero desde el equipo de Niñez de la Dirección Provincial de Salud Mental recomendaron atender a sus reacciones posibles ante el aislamiento, distanciamiento social, las ausencias y pérdidas de espacios, funciones, figuras de cuidado y referentes socio afectivos.

Desde la cartera destacaron que toda conducta que denote alguna manifestación de ansiedad o angustia en esta circunstancia especial, resulta ser esperable y es un indicador saludable, ya que “demuestra un esfuerzo activo por parte del niño en el procesamiento psíquico del evento disruptivo”.

De esta forma precisaron los especialistas que es traumático para un menortodo aquel evento que no esté preparado para integrar psíquicamente, ya sea por el efecto sorpresa o intensidad.

Un acontecimiento proveniente tanto de la realidad como de la imaginación o la fantasía “puede tener un potencial traumático menor cuando las figuras de cuidado les ofrecen un sostén lo suficientemente bueno como para reconocer las necesidades afectivas y psicológicas, ambientes seguros, espacios de expresión, diálogo y escucha”.

¿Qué es un ambiente seguro?

Las rutinas ayudan a los más chicos a darle previsibilidad y seguridad a un ambiente que ha devenido en las tres principales áreas de la vida cotidiana: escuela, hogar y tiempo libre. Allí satisfacen todas las necesidades: no sólo las de alimentación, sueño y cuidado, sino también las sociales, de afecto, juego, reconocimiento, así como de soledad e intimidad.

Es fundamental controlar de forma activa la exposición a información e imágenes alarmantes de gran intensidad en todas sus formas: como noticieros, videos de redes sociales, audios de whatsapp, conversaciones entre adultos, etc.

Si bien precisaron que “es fundamental dialogar sobre la situación actual, las fantasías y los eventos esperables, porque disminuye el efecto sorpresa”, aseguraron que “los intercambios deben estar pensados para dar respuesta a las preguntas, inquietudes y requerimientos que cada  chico pueda ir manifestando, lo cual hará que la intensidad sea “dosificada” respetando los ritmos propios de cada uno”.

Es fundamental poner a disposición de los chicos espacios de expresión acordes a sus características personales y el desarrollo subjetivo. El juego, la palabra, la escritura, la música, el arte son actividades que le permitirán ponerse en contacto con su mundo interno y procesar los acontecimientos.

“Una actitud atenta a las necesidades de cada menor propiciará un uso oportuno de estos espacios, ya que lo que no se debe intentar es mantenerlos todo el tiempo activos y sobrestimulados”, precisaron de la cartera de Salud Mental.

Aislados, pero no solos

El distanciamiento social tiende a generar ansiedades de pérdida y fantasías de muerte, para lo cual, mantenerse conectados traerá alivio a sus angustias. Las nuevas tecnologías y los medios de comunicación pueden utilizarse como espacios “puentes”.

Mantener comunicaciones de audio y video con familiares y adultos significativos, así como con amigos y referentes socio-afectivos hará posible transitar estos tiempos de forma saludable.