La fiscal Nora Marull, a cargo de la causa por el presunto abuso sexual de un chofer de colectivo contra un pasajera, reveló este viernes que el aporte de posibles testigos puede ser fundamental para esclarecer el hecho. La investigación busca ahora dar con las personas que tomaron el coche de la línea 132 la noche del 15 de enero. 

Si bien al momento de los abusos -habrían sido tres ataques por parte del chofer según contó la víctima- en el colectivo no había terceros, luego fueron muchos los pasajeros que abordaron el servicio y pudieron ver a la joven sentada en el primer asiento, llorando y en estado de shock.

Otro dato importante que se conoció este viernes es que la joven no utiliza teléfono celular, por eso no pudo dar aviso de lo acontecido ni realizar una denuncia de manera inmediata.

Según lo dicho por la fiscal, la víctima tomó el colectivo en cuestión en Battle y Ordóñez y Ovidio Lagos el miércoles 15 de enero a las 21.45. Ese lugar es la punta de línea de las unidades del 132. La víctima “describió muy bien al colectivero, ya que lo vio salir de un bar con un café en la mano”. Ese dato fue fundamental para poder dar con el sospechoso ya que se revisaron las cámaras de todos los colectivos que salían en ese horario.

Marull contó que la joven denunciante "subió para no esperar el descanso del colectivo anterior, se sentó atrás de todo, pero el colectivero le dijo que viniera más adelante porque ‘puede entrar alguien por atrás a robar’".

Y prosiguió en el relato: "Poco después de comenzar el recorrido fue que (el chofer) apagó las luces internas, cerró las puertas y afirmó las puertas del medio y de atrás, y no levantó gente por un rato. Fue confirmado con cámaras de una empresa privada que fue cautelada por policía, que muestra que la línea efectivamente iba con las luces internas apagadas”, como la chica describió.

“Justo hubo un corte de luz grande ese día por la zona, lo estamos investigando”, aportó la fiscal Marull.

En tanto, aclaró que “la Fiscalía entiende que la intención fue de abuso sexual con acceso, porque se baja los pantalones y la ropa interior. Ella no permitió que le baje su ropa, y como estacionó en una zona donde no puede permanecer, siguió el viaje”.

El GPS de la empresa confirmó el recorrido, y se visualizaron todas las paradas que realizó para abusar de la joven: “Fueron tres, y no corresponden a semáforos por lo que pudimos detectar”.

Fue en la tercera parada la parte más gravosa, cuando el imputado estacionó a orillas del cordón junto a un árbol, en una zona para personas con discapacidad, e intentó penetrar a la joven. Para la fiscal, basada en detalles que la víctima reveló, el caso “va mucho más allá de un abuso simple, es gravemente ultrajante”. Hay pericias de material biológico en las prendas de la joven.

Lo que pasó después

Una vez consumado el hecho de abuso, el colectivero se aprestó a continuar con su actividad: prendió las luces, siguió recorrido. La joven, en tanto, “quedó en shock, llorando, sentada en el primer asiento”, aseguró la funcionaria del MPA.

Poco después comenzó a subir gente al colectivo. Ella quiso bajarse y el chofer no la dejó, hasta que hubo mucha gente y logró descender en San Luis y Maipú. 

Marull entiende que puede ser muy importante el testimonio de esas personas. La fiscal busca a "testigos que la hayan visto llorando, sentada en el primer asiento". Hasta ahora la investigación no cuenta con aportes de ese tipo.

La víctima fue asistida en un centro de salud poco después de los abusos, acompañada de su madre. Tras la detención, debió realizar el reconocimiento, “y el momento fue muy impactante: tuvo una crisis de llanto que no le permitió firmar el acta”, recordó la fiscal.

En tanto, los gerentes de la empresa Cacique fueron citados a declarar en el marco de la investigación.

“Estoy muy conforme con el aval de la jueza Paula Álvarez -quien pidió la extracción de sangre, el secuestro de su celular, y la prisión preventiva-, ya que destacó sobre la gravedad del caso por el rol de servicio público que presta este hombre, ya que es un rol de resguardo para los pasajeros”, consideró.

La pena en expectativa es mínimo de cuatro años de prisión.