Una familia en Nantes, Francia, se convirtió recientemente en la primera en el mundo en mudarse a una casa impresa en 3D y el desarrollo, según sus creadores, podría ser el principio de un gran cambio en la industria de la construcción.

El proyecto liderado por Benoit Furet es una iniciativa del consejo y la Universidad de Nantes en asociación con una promotora de vivienda. La propiedad tiene 95 metros cuadrados y está diseñada para cinco personas, con cuatro dormitorios, además incluye en su diseño paredes curvas -mejoran la circulación del aire, reducen la humedad y fortalecen la resistencia térmica- y un sistema digital cuyo objetivo es facilitarle la vida a personas que sufran algún tipo de discapacidad.

Entre los beneficios cuenta además con el económico. Es que su construcción significó un ahorro del 20% respecto a lo que costaría una casa idéntica construida de manera tradicional.

La impresora demoró tan solo 54 horas en edificar el inmueble, pero se requirió de otros cuatro meses para la instalación de puertas, ventanas, techo y sistema eléctrico. Pasado ese tiempo estuvo lista lista para habitar. Así lo hicieron Nouria y Nordine Ramdani, junto a sus tres hijo, quienes ahora aseguran sentirse muy afortunados de vivir ahí.

El paso a paso de la construcción

Lo primero fue diseñar la impresora. Eso estuvo a cargo de un equipo de arquitectos y científicos, que luego programaron el diseño de la casa en la impresora y se la trasladó hasta el lugar donde estaría la vivienda.

Una vez ahí la impresora comenzó a levantar las paredes por capas. Cada pared está compuesta de dos capas de aislante de poliuretano, con un espacio entre ellas que se rellena con cemento. Luego, se le instalan las ventanas, las puertas y el techo. Y listo, la casa está terminada.

Según estima Benoit Furet, líder del proyecto en la Universidad de Nantes, esta tecnología reducirá el costo de construcción en 25% en los próximos 5 años, y en 40% entre los próximos 10 o 15 años. Además asegura que esta tecnología permite a los arquitectos ser mucho más creativos a la hora de imaginar las formas de las casas que diseñan. Por ejemplo, esta casa de Nantes se construyó para bordear los árboles de 100 años de edad que habitan el lote donde fue levantada.

Ahora, el sueño de Furet es crear un barrio entero basado en estos mismos principios. De hecho, dice que está trabajando en un proyecto en el norte de París que incluirá 18 casas hechas con impresoras en 3D.