La científica de datos Ana Laguna Pradas entrena a un modelo de inteligencia artificial para que aprenda a interpretar el llanto de un bebé. Luego de su primer hijo emprendió la tarea, ahora con el segundo en camino y una ONG para recabar datos de llantos de bebes, promete terminar con el desarrollo de la app. 

"¿Cómo voy a entenderle?" se preguntó durante su embarazo. Era 2016 cuando Laguna buscó apps para interpretar ese llanto y solo encontró una china que funcionaba mal. "Había trabajado en traducción automática, y el llanto del bebé no deja de ser otro medio de comunicación oral. Además, si Jane Goodall comprende el lenguaje de los chimpancés, ¿por qué no intentar traducir las necesidades de un recién nacido con un algoritmo?", dice.

Tras la cuarentena, empezó a grabar a su hijo. Cada muestra de lloro debía durar al menos 10 segundos. Así estuvo hasta los cuatro meses. Reunió unos 65 audios. Al final el pequeño no lloró tanto: de media resultó menos de una grabación al día. Así que Laguna dio con un nuevo problema: la falta de muestras de llantos para que la algoritmo funcione. Es que la inteligencia artificial necesita una cantidad sustancial de ejemplos.

Además una vez reunidos suficientes ejemplos de un tipo de llanto, hay otra pregunta difícil: el etiquetado. La etiqueta es lo que identifica un llanto como de dolor, hambre, sueño, ganas de mimos y, esa etiqueta, debe ser puesta primero por el hombre. Es decir que nada será detectado por la app, si no es que antes no fue detectado por sus desarrolladores.

Por falta de datos y de buenas etiquetas, Laguna desistió de su actividad. Pero en 2019 volvió a la carga motivada por su segundo embarazo con el que promete terminar con su trabajo, generando una buena base de datos que le permita poner en marcha el algoritmo. Pero el trabajo esta vez no lo hará sólo su hijo, sino que creó una ONG para hacer trabajos de datos donde hay un formulario para que otros bebés colaboren.