Unos 8 mil negativos de vidrio, con sus copias en papel y diapositivas sobre diversas patologías de hace cien años fueron encontrados de casualidad en un archivo de la Facultad de Medicina de la UNR. Ahora, un equipo de docentes trabaja en su clasificación para aportar a la investigación y el aprendizaje de esas enfermedades en la historia local. El objetivo más ambicioso: crear un museo de patologías en la misma casa de altos estudios.

Los negativos corresponden a tomas hechas por docentes médicos entre los años 1920 y 1930. Son macroscópicas y microscópicas. Hay radiográficas y láminas de múltiples especialidades médicas de finales del siglo XIX y principios del XX, que dan muestra de distintas patologías de las que no se tiene casi ningún registro visual en la actualidad y otras que ya no existen como la viruela, tumores ulcerados, nódulos de tiroides enormes y lepras necrosadas.

“Desconocemos si existe un registro así de antiguo en alguna universidad del mundo, hay hasta estadísticas de la mortalidad infantil de la época”, precisó el presidente de la Asociación de Patología de Rosario y aficionado a la fotografía Germán Sánchez Granel a Rosarioplus.com, quien se sumó al grupo de investigación cuando hallaron los ejemplares. Fue convocado porque los docentes de la Cátedra de Patologías buscaban comprender el valor de lo hallado.

“Me llamaron para ver si servía o no toda esa serie de cajas con negativos. Fui a verlo y casi me vuelvo loco: cajas y cajas de negativos de vidrio de hace un siglo, de 4 por 9 pulgadas”, recordó el colaborador.

En septiembre habrá una oportunidad de conocer su valor internacional, ya que la titular de la Cátedra Ana Lía Nocito compartirá la experiencia en el Congreso Europeo de Patologías de Bilbao. Allí buscará casos similares, y podría incluso rastrear algún programa de financiación para cristalizar el ambicioso proyecto de un museo propio.

“Además de todos los ejemplares en cientos de cajas que venimos inventariando por órgano, numerando cada negativo y caja –y vamos recién por la mitad– notamos el papel pionero que ha tenido la universidad pública en los albores de la ciencia, ya que hasta encontramos un proyector (se llamaba epidiascopio) y una máquina reveladora gigante, muy avanzada en la tecnología de la época, lo que nos da cuenta de cómo los docentes experimentaban mucho en las aulas y con los pacientes”, destacó el patólogo, en diálogo con Rosarioplus.com.

Junto al proyector antiguo se hallaron diapositivas de tumores, autopsias, traumatología, odontología, pero lamentablemente no encontraron el lente.

El hallazgo se dio por casualidad, cuando los docentes de Patología revisaban en el archivo de la facultad, el cual ya había sido mudado al primer piso tras el feroz incendio del segundo piso, donde se perdieron materiales hoy inestimables. “Hay biblioratos que correspondían a negativos que desaparecieron con el incendio, por lo que muchas cosas encontradas no sabemos bien de qué se tratan”, recordó Sánchez Granel.

Desde su hallazgo en 2016, el equipo, que trabaja ad honorem y por pura pasión por conocer y dar a conocer todo el invaluable material, se encuentra en la primera etapa de análisis y clasificación del material. Ana Lia Nocito es la jefa de cátedra de la materia Anatomía Patológica en la Facultad de Medicina, y el equipo se conforma además con los docentes Susana Márquez, Daniela Zicre, Dora Vidone y Federico Calderone.

Además del análisis, los docentes rastrearon posibles descendientes con vida de aquellos investigadores patólogos, para ver si daban con algún contexto histórico que se pudiera haber transmitido de generación en generación, no pudiendo dar con ninguno. “Son más de cuatro generaciones en las que debía transmitirse la experiencia, que quizás ellos mismos no habrán entendido que hacían historia con sus investigaciones”, especuló Sánchez Granel.

Gran parte se conservó en buen estado con el correr del tiempo y, ahora revalorizados, la intención de crear un museo es "para conservar todo en un espacio de luz y temperatura especiales para que no se arruine, en un sector de la Facultad, por lo que se está dialogando con sus autoridades”. La propuesta conllevaría la colaboración de fotógrafos especializados en historia, para que asesoren sobre la conservación.

Se trata de “un trabajo de hormiga” que lleva ya dos años. Una vez todo clasificado, servirá para futuras investigaciones y para “mostrar a las nuevas generaciones de estudiantes, que podrán ver cómo avanzó la medicina, a partir de entender cómo era antes”, finalizó.