Los trabajadores de los dos hospitales que el Pami tiene en Rosario están en asamblea permanente desde hace ya un largo mes. Falta de personal, pedidos de reducción de horarios y el pase a planta permanente de una importante cantidad de profesionales de la salud forman parte del menú de reclamos a las nuevas autoridades de la Unidad de Gestión Local IX, encabezadas por el flamante director ejecutivo Arístides Lazarte, quien llegó al cargo en reemplazo de Milva Sánchez, apartada por una denuncia de supuesta malversación de fondos por la que enfrenta una causa penal.

Ante el nuevo escenario, los trabajadores pretenden ser escuchados por las flamantes autoridades. Sandra Silvetti, integrante de la junta interna del Pami, indicó a Rosarioplus.com cuáles son las principales demandan que los tienen realizando asambleas todas las semanas desde hace un mes. 

El primero de los pedidos tiene que ver con la cobertura de personal de servicios generales y mantenimiento. “Hay menos de la mitad del personal necesario, hoy en día los hospitales están con guardia mínima, como si fuera un domingo en todos los turnos”, describió Silvetti. La falta de mucamas y camilleros, indicó, “hace forzar al recurso humano existente con horas extras, agotándolos, haciendo que se enfermen y se desgasten porque donde tienen que haber dos o tres personas, hay una sola”.

Al mismo tiempo, Silvetti aseguró que 250 trabajadores de un plantel de 1500 entre los dos hospitales, se encuentran en situación de precariedad laboral. Se trata de médicos terapistas, de la guardia, clínicos, hemoterapistas e instrumentadores quirúrgicos, que trabajan desde hace “7 u 8 años” en esas condiciones y que ocupan “lugares sensibles que son el pulmón de un hospital”, según la trabajadora. El pedido es de pase a planta permanente, algo que, consideran, debería darse “cuando vemos que en esta gestión han desfilado nombramientos de abogados, contadores y demás”.

Otra de las demandas de los trabajadores tiene que ver con el regreso del servicio de ambulancias propio del Pami, que fue tercerizado desde el año 2012 y que quitó a los afiliados las visitas de mérdicos a domicilio. Para Silvetti, el servicio brindado por los privados es deficiente. “La atención es mala, hay muchas quejas”. El cuarto ítem tiene que ver con un pedido de reducciónd e horas para los enfermeros.

“Nuestros afiliados son una población muy vulnerable y si nosotros no les garantizamos el derecho a la salud como obra social no sé qué sentido tenemos”, apuntó Silvetti al tiempo que sostuvo que “la obra social debe ser normalizada y conducida por los propios dueños que son los trabajadores activos y jubilados, pero mientras siga la intervención tenemos que exigir que la obra social garantice el derecho a la salud”.

Afuera tampoco está todo bien

Mientras en Rosario los trabajadores reclaman mejores condiciones laborales en los hospitales del Pami, en el interior de la provincia de Santa Fe la obra social de los jubilados del Estado nacional no gana para sustos. En Arteaga, una localidad ubicada a 130 km de Rosario, avanza una causa penal que investiga un dudoso convenio entre el Pami y el Samco local en el que el centro de salud se comprometió a tratar pacientes de alta complejidad aún sin tener los recursos humanos ni técnicos necesarios para hacerlo.