Podría decirse que este es un wearable (objetos de uso diario que llevamos siempre encima) hecho a la medida de aquellos que consideran que la letra con sangre entra. Pavlok, un nombre que surge de la fusión de Pavlov con shock, es una pulsera que electrocuta a su portador cuando este no hace lo que debería.

El dispositivo emite pinchazos eléctricos de hasta 340 voltios que se pueden programar para crear nuevos hábitos y eliminar malas costumbres. La idea es convertirse por voluntad propia en el perro de Pavlov que, en lo que se denomina condicionamiento clásico o aprendizaje por asociaciones.

Para lograrlo, el wearable se comunica por Bluetooth con una aplicación. Esta app se podrá configurar para que se conecte con otros productos. De esta forma se podrá recibir una descarga cada vez que, por ejemplo, se entra en un restaurante de comida rápida, gracias al GPS del celular.

Aunque la modificación del comportamiento no es algo nuevo para la psicología, los desarrolladores de la pulsera aseguran que pueden cambiarse hábitos en un mes. Algunos de ellos, como la costumbre de irse pronto a la cama "se puede conseguir en menos de 15 días", explican.

Los creadores aseguran en su web que el electrochoque es “absolutamente” seguro, ya que el amperaje no es suficiente para sentir dolor. Definen la sensación como aquella que se percibe al sufrir un pinchazo por culpa de la electricidad estática.

De todas formas, para los que no quieran recibir la descarga eléctrica, existen otros tipos de reprimendas disponibles. Las opciones van desde pitidos y vibraciones hasta publicaciones en Facebook con las que confesar nuestros malos hábitos en público.

La pulsera también es capaz de detectar si está en la muñeca o en el cajón. Si se comete una falta grave sin llevarla puesta, puede configurarse para que se cargue una pequeña multa a nuestra tarjeta de crédito.

Pavlok comenzó en la plataforma de crowdfunding Indiegogo, donde recaudó más de 50.000 dólares en apenas un día. Se puede conseguir uno por unos 150 euros.