Aunque muchos no lo sepan, de forma cotidiana el cuerpo humano batalla de manera silenciosa contra la hostilidad del medio externo. Estos días frío son un buen ejemplo. 

Se llama homeostasis al intento de mantener parámetros fisiológicos, como la temperatura o el suministro de nutrientes y oxígeno, dentro de unos límites adecuados. Por ejemplo, el cerebro necesita constantemente una temperatura de 37ºC para poder funcionar con normalidad. De ahí que las fiebres superiores a los 40,5º tengan riesgo de dejar secuelas en los pacientes.

¿Qué hace el cuerpo? El organismo acelera algunas reacciones, activa la tiritona, pone la piel de gallina y lleva la sangre a las zonas más internas. Además, genera una sensación particular: pide abrigo.

Algunas de las cosas que pasan:

Vasoconstricción periférica: se contraen los vasos sanguíneos para evitar que la sangre caliente llegué a los extremos del cuerpo y mantener así el calor en la zona de la cabeza y torso, donde están los órganos vitales. Por eso se sienten más fríos los pies y las manos. Arriba esos guantes y medias. 

Piloerección (piel de gallina): la idea de esto es que se pongan los pelos de punta. El problema es que en los humanos realmente no funciona, pero en animales sí. En animales permite crear una capa de aire junto a la piel que actúa como aislante y que disminuye la pérdida de calor.

Aumenta la tasa metabólica de las células: se queman más rápidamente los nutrientes, con lo que se empieza a liberar entre un 10 y un 15 por ciento de más energía en forma de calor. ¿Será un buen método para adelgazar?