Llega el verano, y con él las vacaciones, el tiempo libre al aire ídem y el disfrute de playas y río (si el bolsillo te aguanta, claro). Pero no sólo la gente sale a los parques, sino también los mosquitos. Esos que amenazan con transformar un buen rato en un verdadero infierno. Para eso están los repelentes, y mejor si son caseros y baratos. 

Es que el costo de los repelentes se fue por la nubes, pero antes de hacer una verdadera inversión en bienestar, se puede probar con recetas caseras y antiquísimas. Este es el caso de repelente de clavo de olor, uno que es considerado el más eficaz. 

Se requiere shampú para bebés, 1 litro de agua y 30 unidades de clavo de olor. La preparación es sencilla: se hierven los clavos de olor en el litro de agua, se cuela y se vierte el agua en el shampú y se agita para obtenga una loción homogénea.

Esto se aplica en toda la piel que quede expuesta a los insectos (brazos, rostro y pies). Y listo, los mosquitos ni deberían acercarse y mucho menos picar.