Expuestos, silenciados y atacados, los trabajadores de salud luchan en la primera línea contra la pandemia del coronavirus. Amnistía Internacional publicó un informe en el que recopiló datos sobre las tasas de mortalidad de los trabajadores de la salud de 79 países: más de 3.000 trabajadores de la salud murieron a causa de COVID-19 en todo el mundo. 

En Argentina, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, los trabajadores y trabajadoras de centros de salud representan el 14% de los contagios de COVID-19. 

Los trabajadores sanitarios denuncian además una grave escasez de equipos de protección personal en casi todos los países estudiados en el informe de Amnistía Internacional. Esto incluye territorios que aún atraviesan lo peor de la pandemia como India, Brasil y varios lugares de África.

En nuestro país, tanto en la Provincia como en la Ciudad de Buenos Aires, las dos jurisdicciones con mayores contagios, han sido numerosos los reclamos de trabajadores, trabajadoras y sindicatos de la salud por la falta de equipos de protección personal necesarios y la falta de presupuesto. Esta situación se repite en Chaco, Misiones y Santa Fe, entre otras provincias. 

A nivel global, muchos trabajadores sanitarios tuvieron problemas para acceder a una remuneración e indemnización adecuadas (o en algunos casos no se les paga en absoluto) y, cuando intentaron expresar los motivos de su preocupación, fueron objeto de represalias por parte del Estado y las entidades empleadoras. 

En Argentina, el gobierno Nacional anunció un bono para los profesionales de la salud del sistema de salud público, privado y de seguridad social. Santa Fe por su parte otorgó una asignación estímulo de 5 mil pesos a los trabajadores dependientes de la cartera provincial que hayan prestado servicios en forma presencial y efectiva durante el mes de abril en tareas relacionadas con la atención de casos vinculados a la pandemia.

Amnistía Internacional documentó a nivel global varios casos en los que trabajadores de la salud y de servicios esenciales sufrieron estigma y violencia debido a su trabajo. Algunas personas también han sufrido actos de violencia y han sido estigmatizadas debido a las profesiones que ejercen. 

En al menos diez países, incluyendo Argentina, se recibieron informes de trabajadores y trabajadoras de la salud que fueron desalojados de su vivienda, sufrieron intentos de desalojo, tuvieron dificultades para encontrar un lugar donde vivir o fueron estigmatizados en el lugar donde residen.