El proyecto nunca fue tal. El plan de inferiores que arrancó con Grossi y el despido de Teglia, el que siguió con la salida del mentor para quedar a cargo de su segundo, Lucas Maggiolo, siempre apañado por nombres fuertes del club. Danza de nombres y cargos inventados, como por ejemplo el de "entrenador de delanteros". Un coordinador que se pelea con un emblema del entrenamiento de arqueros, Heldo Milatich, y el mismo queda afuera del club, aunque con varios arqueros de la institución haciendo doble turno con el despedido, quien los siguió entrenando en una plaza.

Mientras tanto, las inferiores, de aquí para allá, entre Baigorria y Arroyo Seco, según la decisión del técnico de Primera. Técnicos que fueron elegidos vaya a saber uno con qué vara. Luego de Eduardo Coudet dirigió un entrenador extranjero, luego fue el interinato de Leo Fernández, que luego se transformó en DT. ¿Habrá conformado su manera de trabajar o sus resultados? Con cualquiera de ambos avales no se alcanza a entender su alejamiento a meses de haberlo confirmado.

Y luego llegó el Patón Bauza. Punto y aparte.

No puede hablarse de proyectos cuando entre Coudet, Montero, Leo Fernández y Bauza no hay ninguna similitud futbolística, ni táctica, ni de trayectoria como entrenador. Ninguno se asemeja a otro en nada. Por eso, se trata de un "desconcierto central". Y esa dispersión de ideas y recursos humanos llegó a su límite con el capítulo Bauza.

Los mismos que se jactaban de haber ido a buscar al Patón para salir campeón; de esos mismos diez dirigentes que volaron a Quito más de diez horas, sólo dos de ellos se tomaron 15 minutos para despedirlo en Arroyo Seco, cuando meses antes hacían cola para sacarse una foto con la copa y el DT y para cargar contra socios en las redes sociales.

El colmo del desconcierto lo dio Mauro Cetto y su secretaria técnica, que transformó en DT a uno de sus integrantes -increíble que se auto elijan- sin experiencia, en etapa de formación, tal como ellos mismos dijeron. Jamás tuvo un grupo a su cargo. Claro, saldrán con el ejemplo de que así fue con el Chacho Coudet, pero él se preparó seis años y, además, llegó desde afuera del club, no de la misma Secretaría Técnica. 

Hoy el DT es Paulo Ferrari. Es la única verdad, pero así y todo surgen grandes preguntas sobre su accionar. Su experiencia y trabajo se limita por el momento a unos días nomás. Desde su rol anterior se supone que debería haber establecido una pauta de trabajo para todo el fútbol de Central. Pero entonces, ¿cómo se explica entonces que hoy se aísle con su plantel de Primera y mande en otro turno a entrenar Reserva y Cuarta. 

Está bien, es otra etapa que recién comienza, pero el Desconcierto Central continúa, y ojalá que por el bien de Central este sea el último capítulo de tanta incoherencia de dirigentes, Secretaría Técnica y entrenador.

Todo cambió en tres meses, y del último tramo del año pasado, cuando se tocó la gloria, nada se aprendió.