Diego Ochoa, conocido como "El panadero" y señalado como jefe de la barra brava de Newell's, tuvo este viernes un revés judicial que lo reinstala como el instigador de un resonante asesinato por el cual había sido sobreseído en primera instancia: el de Maximiliano "Quemadito" Rodríguez, ocurrido el 5 de febrero de 2013, en Pellegrini y Corrientes.

La jueza penal de Cámara Carina Lurati revocó el sobreseimiento de Ochoa en ese crimen, y además, en el intento frustrado de asesinato del propio Rodríguez unas semanas antes, pero en cambio confirmó la decisión judicial de desvincularlo de otro ataque a balazos contra Matías Pera, ocurrido el 21 de noviembre de 2010, en barrio Esteban Echeverría.

Los tres atentados se explican por la disputa de poder en el seno de la barra de Newell's, cuyo liderazgo Rodríguez le disputaba a Ochoa, confirmó la magistada en la resolución que expidió este viernes.

El dictamen de Lurati resuelve "revocar el sobreseimiento dictado en primera instancia a Diego Ochoa respecto de las imputaciones de instigador en la tentativa de homicidio calificado del que fuera víctima Maximiliano Rodríguez, y en el homicidio calificado de Maximiliano Rodríguez". Al mismo tiempo, confirmó el sobreseimiento de Ochoa en la causa que lo tenía imputado de institgador en la tentativa de homicidio de Pera.

La magistrada atendió el pedido del fiscal Luis Schiappa Pietra para revocar lo dispuesto por el juez Juan Donnola en primera instancia, en cuanto a los atentados que sufrió Rodríguez (hijo de Sergio, autor principal del triple crimen de Villa Moreno) en 2013: del primero, ocurrido en la casa de la novia, en Coronel Arnold al 3200, sobrevivió. Del segundo, no. Todavía andaba en muletas por aquel tiroteo cuando un sicario lo ejecutó de un tiro en la cabeza, en la vereda del banco Macro de Pellegrini y Corrientes, cuando apenas había salido del departamento que alquilaba con su novia.

Lurati dio por sentado que toda estas causas reflejan la disputa por el poder y el dominio económico en la barra leprosa por aquellos días en los que la sucesión del liderazgo de Roberto Pimpi Caminos estaba pendiente.

Pimpi fue asesinado en 2010, y por ese caso también Ochoa quedó como el autor intelectual de ese crimen. Cuando Donnola lo sobreseyó de los casos del Quemadito y de Pera, Ochoa había visto algo menos complicada su situación penal por la que está preso. Ahora ya no.

Las pruebas que fundamentan la anulación de los sobreseimientos consisten, entre otras, en fotos de Ochoa con Héctor Rodríguez, uno de los procesados por el homicidio del Quemadito, y mensajes de telefonía celular entre aquel y esos acusados, y conversaciones con ellos a través de las cinco líneas de celulares que manejaba el Panadero.

Además, hay testimonios que "colocan a Ochoa como jefe" de los procesados como Sergio y Walter Acosta, y el referido Héctor Rodríguez.

"Las escuchas dan cuenta de la pretensión de Maximiliano Rodríguez de quedarse con el dominio de la barra", concluye la jueza. Y esa relación entre la víctima y Ochoa "tuvo su momento de quiebre con la humillación en las lesiones y robo a Ochoa en el Estadio", agrega la resolución. Se refiere al día en que el Panadero fue echado echado a trompadas y semi desnudo del Coloso del Parque. Lo que siguió, supone la instrucción de la causa, fue la reacción de este por aquella afrenta y el intento de desbancarlo.

Lurati disintió con el fallo de su colega de primera instancia que favoreció a Ochoa. "Fundó su decisión en menos de dos carillas en las que en forma más bien genérica hace referencia a la nueva prueba producida como insuficiente para conmover la inocencia del encartado", reprobó.

Una perlita aparte entre los considerandos de la jueza revela que el barrabrava "recibía llamados y mensajes de gran cantidad de personas, entre los que se contaba a empresarios, dirigentes, jugadores, funcionarios públicos, policías, abogados, etc."