Lionel Messi suele estar en boca de todos, pero mucho más lo está en estos días previos a la boda del año que se desarrollará en Rosario, la ciudad en la que el crack dio sus primeros pasos y de la que se tuvo que marchar para poder desarrollarse en todo sentido. La historia es conocida. Siendo un niño Leo se fue de Newell's hacia Barcelona para poder afrontar un tratamiento clave para su crecimiento, todo mientras nacía el amor entre la Pulga y Antonella.  

La incipiente figura jugaba en las inferiores de la Lepra al igual que sus hermanos, pero también se divertía a los videojuegos con sus primos y amigos. Y con el correr del tiempo “sus padres Jorge y Celia, que eran dedicados con él, prestaron atención en que no crecía a la par de sus primos”, recordó el doctor especialista en Endocrinología Diego Schwarzstein en diálogo con Rosarioplus.com. Fue él quien estuvo junto a la familia Messi en aquellos días de incertidumbre.

Newell's contaba y cuenta con un equipo de médicos que controlan regularmente la salud de cada uno de sus jugadores, y cuando un tema les excedía en lo endocrinológico, Ignacio Astore –entonces jefe del departamento médico- y el directivo Néstor Rozín derivaban a los chicos a manos de Schwarzstein para que haga una revisación más específica.

“Atendí a Lionel hace 20 años, en 1997 por primera vez y hasta que emigró a Barcelona en 2001, y si bien era una gran promesa no era aún el crack mundial, sino un paciente entre varios que yo tenía”, aclaró el doctor.

Sobre la extraña patología que Messi padecía –ocurre a uno de entre 20 mil chicos- y que trató el doctor Schwarzstein a tiempo, explicó que se trata de la que llaman “enfermedad del crecimiento”, por la carencia de una hormona específica, por lo que el tratamiento constaba de inyecciones en dosis diarias de esta misma hormona sustitutiva, en una cantidad proporcional al cálculo que realizó en relación a la característica ósea de Lionel y su posible talla final según los parámetros de crecimiento hasta los 16 años.

“Cuando llegó a los 9 años Medía 1,25, y siguiendo este tratamiento de inyecciones calculé que llegaría a 1,70, y por eso en una ocasión le prometí que iba a ser más alto que Diego Maradona (que mide 1,67)". Hoy, la altura de Lionel es de 1,69.

"La denominada enfermedad del crecimiento es una patología poco frecuente, y por eso cuando viene un caso así, me involucro mucho con los chicos, porque sufren por ser más chiquitos, sienten desventaja", subrayó el especialista, que por 1997 ya sabía que el gran sueño de Messi era convertirse en futbolsita profesional.

Claro que para jugar no hay una altura mínima requerida, pero Schwarzstein opinó que “sigue siendo (el fútbol) un deporte de contacto, y aunque ser petiso permite más destreza y mejor gambeta, en algún momento se enfrenta al rival y con 35 kilos menos es un problema”.

Sobre aquella primera consulta, Schwarzstein precisó: “Hicimos varios controles de rutina y estudios mas profundos, y cuando les dí la buena noticia de saber cuál era su patología, también existía ya esta solución con las inyecciones que con diagnóstico certero y la dosis adecuada resolvió el problema, aunque claro venía con la parte fea, a nadie le gusta tener que vacunarse todos los días durante años, y menos si es un nene de 10".

Con los meses se vieron los cambios, y los padres de Leo estuvieron agradecidos de que comenzó a crecer. Su médico de entonces recordó que “no sabían cómo compensarme, y yo les dije que si jugaba en primera que me dedicara un gol, y así todos salíamos derecho”.

En la película Messi, de Alex de la Iglesia, se puede ver una charla ficcionada entre el Messi de aquellos años y su doctor.

- Quedáte tranquilo, un día vas a ser más alto que Maradona, no sé si mejor pero sí más alto. Estás creciendo muy bien, creciste otro poquito. ¿Jugaste el domingo?

- Si, ganamos

- Metiste goles?

- Sí

- ¿Cuántos?

- Tres

- Así que vas a ser jugador de fútbol. ¿Cómo quien?

- Como el Tata y Aimar

- Así que vas a jugar en Newell’s¿Vas a hacer un gol?

- Sí, te lo voy a dedicar.

- Buenisimo, me lo quedás debiendo.

Luego en la película se reproduce una charla de café con amigos de la infancia de Lionel. El doctor Schwarzstein recordó que unos cuantos años después hablaron y le dijo: "¿Viste que sos más alto que Maradona?". En ese momento, recordó el especialista "el se rió, pero cuando le dije que además era mejor, me paró y me dijo: 'No, no. El Diego es el Diego'".

La relación médico - Messi - padres

Schwarzstein continúa cada tanto en comunicación con Jorge Messi, quien hace unos meses lo invitó a una jornada en el río Paraná. “No somos amigos pero nos queremos”, explicó, y descartó haber sido invitado a la boda de Lio y su novia que se celebrará el viernes en Rosario.

Consultado por cómo fue el vínculo del endocrinólogo con Lionel y sus padres en aquellos cuatro años de tratamiento, recordó que fue muy cordial, al igual que en otros casos, y que eran padres muy ocupados de él.

“Los padres de los chicos que juegan con vistas de una carrera futbolística suelen ser insoportables en la cancha, en el club, y creo que Jorge Messi gracias a su forma de ser perfil bajo y su experiencia con los hermanos de Lío, tenía otra postura al respecto”, destacó.

Schwarzstein recordó que por la delicada situación del país en 2001 a los Messi se les hacía imposible costear el tratamiento. “En aquel entonces las hormonas sustitutivas costaban 1.300 dólares al mes y Messi debía inyectarse a diario en su brazo o en su pierna, y como Jorge era obrero metalúrgico, como tantos otros, perdió la cobertura", describió el médico.

Fue entonces que surgió la posibilidad de un traslado de la pequeña promesa, y tras un breve período en las inferiores de River, fue captado por los agentes del FC Barcelona, y debió irse a vivir allá, donde tenía total cobertura para continuar con las inyecciones de hormonas. “Separar a la familia fue una movida muy fuerte, y si el club no le costeaba el tratamiento, seguramente Lio hubiera regresado a la Argentina”, dijo Schwartzstein.

Según estimó el especialista, “si Messi no seguía el tratamiento, hubiera sido sensiblemente más bajo, unos 20 centímetros, pero la enorme calidad futbolística la tiene, así que hubiera sido igual destacado, aunque quizás no llegaba al Barsa”.  

De todas formas, entre las hipótesis de posibles destinos, el doctor se mostró confiado que “de una u otra forma hubiese iniciado el tratamiento con otros especialistas, porque hubiera debutado en Newell’s, y al cuarto partido lo llamaban de algún equipo por su propio brillo”.