El fiscal jefe de la Unidad de Homicidios, Adrián Spelta, reveló este jueves que Andrés Soza Bernard -detenido anoche como presunto instigador del asesinato de Fabricio Zulatto- había decidido matar al joven alrededor de un mes antes, luego de una discusión entre ambos por asuntos vinculados al comercio de drogas al menudeo. Y, aún más, el sospechoso lo había advertido a amigos de la víctima en unos mensajes de texto intercambiados por teléfono celular.

Spelta realizó declaraciones sobre la investigación que desembocó el miércoles a la noche en el allanamiento a una vivienda de Nicaragua al 1100, en Belgrano Oeste, y que concluyó con la captura de Soza Bernard, de 31 años, quien se encontraba en libertad condicional luego de haber sido condenado en 2010 a 13 años de prisión por asesinar a la adolescente Gabriela Nuñez, de 16 años, en San Juan y Sucre, el 5 de agosto de 2008. 

Este jueves, en tanto, la policía allanó un departamento de Soza Bernard en Vera Mujica y Santa Fe, a la vuelta de donde estacionó y abandonó el VW Gol Trend de Zulatto. Encontraron en ese apartamento algunas ropas manchadas con sangre. 

Sobre el mediodía, la Policía Federal allanó una casa en avenida del Rosario al 3100, donde reside Carolina, la novia de Soza Bernard. Los agentes hallaron ocultos en el interior de una computadora una bolsita de nylon con chips de teléfono celular. Secuestraron esas tabletas ante la posibilidad de que tengan relación con el crimen de Zulatto, sobre todo porque la joven señaló que su novio pudo haberlas ocultado allí hace tres días, la última vez que la visitó.

Spelta blanqueó que "la relación entre Fabricio, algunos amigos suyos y este hombre consistía en que éste les vendía estupefacientes al menudeo. Ellos lo contactaban telefónicamente y él les proveía estupefacientes a cambio de dinero. Es lo que manifiestan los amigos de Fabricio", narró el fiscal.

Esa relación había surgido alrededor de dos meses antes. No obstante, fue tiempo suficiente como para que Zulatto y Soza Bernard mantuvieran un vínculo de confianza como para que el pasado martes 9 éste se hiciera llevar por aquel en su auto hasta el bunker de Génova al 2100, donde finalmente fue golpeado en la cabeza y rematado con tres disparos, para luego ser sepultado en la letrina de la casilla.

"Ya en otra ocasión había ido con un amigo por una cuestión de comercio de estupefacientes", contó Spelta. Al ser consultado sobre el móvil del crimen que podría tener Soza, el fiscal respondió: "Los amigos (de la víctima) contaron que aproximadamente un mes atrás Fabricio con esta persona había tenido una discusión. A raíz de esa discusión, Andrés se comunicó con el resto de los amigos y dijo que no quería tener más contacto con Fabricio. Sabemos que (Soza Bernard) es una persona que reacciona violentamente por muy poco, ya lo tuvimos en otras oportunidades, es una persona violenta, y a lo mejor por una simple discusión que ha tenido lo llevó a esta reacción", conjeturó el fiscal.

El encargado de la investigación penal reveló que la declaración del cartonero José Luis G., demorado y luego liberado, apuntó que "esto había sido planeado tiempo atrás, coincidentemente con la discusión que había tenido (Soza con Zulatto), y a raíz de esto para esta persona ha un motivo suficiente aunque parezca ilógico".

Agregó el fiscal que previo al crimen, y tras el distanciamiento que hubo entre ambos, el principal incriminado envió mensajes de texto en los que anticipó el final. "Los amigos declararon que (Soza) dijo que no quería volver a tener contacto con Fabricio y que tenía ganas de realizar lo que posteriormente terminó realizando, textualmente, querer matarlo", contó Spelta. No obstante, al parecer, el amigo que declaró esto no lo tomó como una amenaza de muerte en el sentido literal de la palabra. 

Soza Bernard fue la última persona a la que Zulatto llamó. Spelta reveló la existencia de informes de una empresa de telefonía celular que refieren un llamado del teléfono de la víctima al presunto instigador a las 13.40 de ese fatídico martes. Y añade que el chip de ese teléfono fue extraído y destruido a las cinco de la tarde, cuando ya Zulatto había sido asesinado.