Basta con bucear en la web oficial del diputado nacional Fabián Peralta (GEN) para darse cuenta de lo prioritario que ha sido el tema de la vialidad en su agenda parlamentaria. A punto de culminar su segundo período en la Cámara Baja (2007-2015), el vicepresidente del partido que conduce Margarita Stolbizer, que en Santa Fe forma parte del Frente Progresista Cívico y Social, traza un desolador panorama sobre la situación vial de la provincia.

Su principal crítica es de fondo. Cuestiona el sistema de peaje y el rol “bobo del Estado”, que, en su opinión, absorbe todos los costos mientras las concesiones privadas recaudan sin invertir nada en infraestructura. Critica al kircherismo por no haber “combatido” a estos capitales privados y por “discriminar” a Santa Fe en la repartición de fondos y obras. Pero también es autocrítico con el estado de las rutas provinciales, una deuda pendiente para que tome la gestión del ingeniero Miguel Lifschitz.   

“Según vialidad nacional, Santa Fe está entre las peores provincias en lo que respecta al estado de sus rutas”, señala en diálogo con Rosarioplus.com.

¿Cuál es el panorama hoy en día de las rutas y autopistas que atraviesan la provincia?

-Tenemos una situación caótica producto de muchos años de desidia y de falta de obras. La única obra importante en estos 12 años de kirchnerismo es la que se hizo en Circunvalación y la terminación de la autopista a Córdoba. A eso también hay que sumarle una situación crítica de las rutas provinciales, que nadie niega, todo lo contrario, se ve con solo transitarlas. Un dato: tenemos 2700 km rutas nacionales sobre 13 mil kilómetros de  rutas provinciales, y el nivel de siniestros y de víctimas fatales es más importante en las rutas nacionales. En Santa Fe hay un muerto diario en las rutas.

-¿Cuál es la realidad de Santa Fe en relación a otras provincias?

-Según vialidad nacional, Santa Fe está entre las peores provincias en lo que respecta al estado de las rutas. Eso decían los informes de años anteriores. Hasta donde sabemos esto no se modificó mucho porque no hubo obras, básicamente porque si eras amigo del poder central, te daban fondos. Caso contrario, nada de plata.

-¿Por qué se sigue apostando a un sistema de peaje que no ha dado ningún resultado?

-El sistema de peajes claramente fracasó. Cuando privatizaron las rutas se decía que íbamos a tener que pagar pero que íbamos a tener rutas más seguras, autopistas y un montón de obras. Nada de eso pasó. Las únicas obras que se hacen las paga el Estado nacional. Pero el tema es que este gobierno que se está yendo no modificó en nada la matriz menemista de privatización de rutas. El peaje es un impuesto al tránsito, uno paga simplemente para pasar, para que se levante la barrera. El usuario no recibe ninguna contraprestación. Son piquetes legales, como me dijo alguna vez un dirigente de una ONG. Es así de clarito.

-Pero Santa Fe también aplica este sistema de peaje. ¿Es una decisión política o no hay margen para patear el tablero?

-Margen hay siempre. Si se hace en sintonía con el Estado nacional es mucho más fácil. Porque hay cuestiones que exceden a las provincias. Pero siempre hay margen para mejorar las condiciones de las rutas. Pero sin una lógica institucional es difícil. Creo que el nuevo gobierno precedido por Lifschitz el tema vial va a tener un rol central en la gestión. Ojalá se pueda avanzar en planes estratégicos. Pero insisto que no podemos dejar de mirar los troncales nacionales. Tiene que haber un acompañamiento presupuestario distinto.

-El futuro gobernador implementaría una tasa al combustible para financiar obras. De concretarse, el usuario pagaría doble, este impuesto y el peaje. ¿No le parece injusto?

-En la provincia tampoco tenemos un sistema de peaje tan extenso que involucre a tantas rutas. No lo veo tan así. Me parece que si es una tasa con asignación específica y va a un fondo donde nadie puede meter mano, estamos hablando de una forma de financiación que si el ciudadano ve que las obras prometidas se van haciendo puede llegar a entender el significado de su sacrificio. Hay que trabajar en rutas con mucho deterioro y que fueron pensadas con un flojo totalmente distinto al de hoy.

-¿Ve factible un cambio en el sistema de peajes?

-En su momento acompañé un proyecto del diputado (Carlos) Comi que tenía como objetivo rever el sistema de peaje con cabina. La idea básicamente era eliminarlos. Y se evaluaba qué hacer con los trabajadores. Pero se puede hacer, como en su día el Estado reubicó a los trabajadores de las AFJP. Es imprescindible una discusión en este sentido. El Congreso debería estudiar y avanzar en un sistema integral de transporte de cargas y de personas donde podamos poner límites a este flagelo de tantas muertes evitables.

-Santa Fe es la segunda provincia con más víctimas fatales en accidente de tránsito según la ONG Luchemos por la Vida. ¿Es así?

-En seis años en Santa Fe murió la misma cantidad de gente que la que habita, por ejemplo, Melincué. En seis años se arrasó un pueblo entero, esa sería la triste analogía. Una deuda para los próximos gobiernos, porque esto no se va a poder rever en cuatro años, es tener un norte distinto. Otra visión del sistema vial.

¿Existe otro lugar del mundo en que el Estado haga las obras y que luego una empresa privada administre sin construir un solo nuevo kilómetro?

-Es ridículo por donde se lo mire. Un caso paradigmático es la traza Rosario-Victoria. Se hizo casi en su totalidad con dinero del Estado. La empresa privada le devolvió al Estado la concesión y le hizo juicio por la imposibilidad de poder aumentar la tarifa. Esos juicios los va a terminar pagando el Estado. Es lo que decimos un “Estado bobo”, pone todo el dinero, las vidas, absorbe el impacto ambiental y las empresas cuando no le cierran los números se van con demandas millonarias.

-¿Se puede revertir este daño estructural en el corto plazo?

-Es una reconstrucción a largo plazo por lo que demanda la construcción de nuevas rutas y autopistas. Pero en algún momento hay que empezar. No se puede perder más tiempo. Y en paralelo discutir los peajes y las concesiones. Hoy no se explican ni se entienden las cabinas. No debería existir más. No tienen ninguna lógica, quedó absolutamente demostrado.