Tres empates y una derrota no dejan tranquilo a ningún entrenador. Tampoco a Diego Osella, quien desde su llegada al Parque Independencia no sólo no ha podido festejar un triunfo sino que tampoco ha logrado que el equipo tenga un rendimiento como para ilusionar con la recuperación.

Y eso que probó prácticamente con todos los jugadores que hoy tiene a disposición. Cambió el arquero (Luciano Pocrnjic por Sebastián D'Angelo), usó a todos los defensores que tiene a mano, incluso "rescató" a Leandro Fernández del ostracismo futbolístico. Arrancó con los volantes de mayor experiencia y después se animó a poner a los juveniles. Mantuvo el tridente ofensivo (Lucas Boyé, Ignacio Scocco y Maxi Rodríguez), menos con Lanús en el que "sacrificó" a Nacho para poner otro volante. Arrancó con el 4-4-2 para conseguir más orden que fue mutando a 4-3-3 para que las piezas encajen mejor. Pero nada para ser solución definitiva.

Pocas cosas le han dado al DT motivo de tranquilidad. Quizás lo más importante es saber que el equipo tiene poder de recuperación, como pasó ante Tigre. Que los futbolistas aún tienen amor propio y orgullo deportivo y que ponen lo mejor de sí para tratar de salir a flote. Osella resalta siempre la predisposición al trabajo del plantel y que ningún futbolista resigna esfuerzo. Y desde allí intenta reconstruir la confianza de un equipo que luce nervioso e inseguro.

Con una semana de entrenamiento que incluyó tres jornadas en doble turno y otra por delante hasta el partido con Aldosivi, que se jugará el domingo 2 de abril a las 14, Osella y su equipo de trabajo pretenden que este Newell's vuelva a entregar la imagen de un equipo confiable.