El fiscal Coria imputó a Lucas Emanuel Fernández, de 23 años, como autor de homicidio simple calificado con uso de arma de fuego, por el crimen de Matías Ratari, ocurrido el sábado 16, desde un balcón del tercer piso de Cochabamba 329, en medio de un episodio confuso que en su momento fue denunciado como el desenlace de un fallido robo callejero. 

Con las pruebas colectadas por los fiscales Marisol Fabbro y Rafael Coria, el juez Caterina decidió dictar prisión preventiva para Fernández por 30 días, ya en calidad de imputado.

La familia Ratari se constituyó como querellante. Uno de los abogados, José Nanni, pidió al magistrado que considere como falso testimonio a todos los testigos de la familia y amigos de Fernández que comparecieron en Fiscalía, ya que el caso se presentó como una acusación de robo contra el muchacho asesinado y un amigo.

En las horas que siguieron al hecho, la novia de Fernández, Carina C, su madre y dos jóvenes, denunciaron en la comisaría 4ª que “salían del edificio cuando Ratari y otro joven llegaron en moto y pretendieron robarles, y que tras una discusión, el compañero disparó contra Ratari y huyó", recordó el letrado. Sin embargo, los peritajes de la fiscalía al día siguiente demostraron que el disparo vino desde arriba, o sea, desde el departamento del tercer piso en donde estaba el imputado.

Luego, el hallazgo de la fiscal Fabbro del arma homicida y de proyectiles similares al extraído del cadáver, acabaron por consolidar las sospechas que llevaron a acusar a Fernández.

Fernández no tenía hasta aquí antecedentes penales. Se emplea en un taller de bobinados de ventiladores a cargo de su padre. 

Ratari tenía 22 años y se empleaba en el taller de motos de su padre, en Pueyrredón al 1400. No tenía antecedentes penales, como tampoco los tenía el amigo que lo acompañaba cuando murió de un balazo.