Un par de módicos partidos amistosos en el horizonte con jugadores del ámbito local, y la lejanía del pierde/paga con Uruguay podrían llevar a la apresurada y errónea conclusión de que con Jorge Sampaoli y la Selección por estos días no pasa nada, cuando en realidad se desarrolla una agenda tupida y fluida que está a años luz de corresponderse con el prejuicio de que el entrenador de Casilda es un romántico a la violeta.

En todo caso, si le fuera concedida la legitimidad de la inclinación a lo romántico, que en sí mismo nada de malo tiene, conforme pasan los días de su labor al frente de la Albiceleste se perfila con nitidez que estamos en presencia de un infatigable explorador de recursos y saberes. Pruebas al canto: tanto se siente convocado a otras miradas, a otras opiniones, que en estos días se reunió con tres delfines de los tiempos de José Néstor Pekerman (Gabriel Milito, Pablo Aimar y Diego Placente) y asimismo con Julio Velasco, el DT de la Selección de vóley y otro loco lindo de la pregunta y de la duda sistemáticas, un curioso estructural y afinado que también supo abrevar en la zona de la pelota número 5, en Italia.

En esa misma perspectiva, la agenda prevé que en los próximos días (acaso ahora mismo se consume algunos de esos fecundos mano a mano), Sampaoli se reúna con Jorge Almirón y con Sergio Hernández, el "Oveja", el coach de la Selección de básquet. También ve con buenos ojos hablar con filósofos o incluso con cultores de otras disciplinas y mientras todo eso fluye en el predio de la AFA pulsan otras tareas de diaria planificación y ejecución, unas de orden conceptual, pongamos, y otras del orden metodológico, que tampoco excluyen lo conceptual.

Por ejemplo, Sampaoli considera que ha tenido poco tiempo para inculcar su ideario en los jugadores, que no lo ha tenido en la medida suficiente ni en la mini gira ni lo tendrá en una medida considerable cuando lleguen los compromisos de las Eliminatorias y de ahí que ya ha convocó a Ever Banega en Rosario y a Sergio Romero y Nicolás Otamendi en el predio y en sendas sesiones de videos (¡teléfono y júbilo para el Doctor Bilardo!) se les explicó aspectos positivos, negativos y objetivos a cumplir.

Con idénticos propósitos el Equipo Sampaoli estará en Europa del 1 al 15 de agosto, uno por uno, mano a mano y a sacarle punta a métodos de entrenamientos y del juego del equipo propiamente dicho que van de lo general a lo particular, viceversa. Ver partidos, pasados y presentes, va de suyo, es una gimnasia permanente que cada día cultivan los profes, Sebastián Beccacece, Nicolás Diez, todos los analistas, todos, el propio Sampaoli, desde luego, pero eso sí, nada es al revoleo: cada quien atiende su juego en la elección del trazo juego y del trazo fino, tanto en evaluaciones globales cuanto personalizadas y direccionadas.

Marcos Acuña, por caso, es seguido de cerca en su saludable tendencia al desboble, a las transiciones dinámicas y por lo general utilitarias.
"Las horas de ver fútbol son infinitas", refiere Ezequiel Scher, el joven jefe de comunicación de Sampaoli, que en un arrebato de fina ironía dice que que en rigor se ha convertido en "el coordinador de cosas que no sirven para ganar los partidos". También urge afinar la planificación de los entrenamientos, claro, una tarea en la que Sampaoli confía plenamente en Beccacece, éste desarrolla de forma puntillosa y Sampaoli aprueba y valora el tiempo que se ha ganado para abocarse al puro análisis y el diseño de las perspectivas.

Entretanto, si no se ha desprendido de estas líneas pues entonces urge que sea subrayado, el ciclo Sampaoli y Sampaoli mismo destacan por una simultaneidad de tareas que honran la urgencia y el tono decisivo del del partido del 31 de agosto en el Centenario, pero que lo exceden; que atañen a la selección local en marcha, a los juveniles, en fin, a una vertiente totalizadora que está lejos de excluir a la conducción de la AFA, de la que con amabilidad no exenta de severidad se espera respaldo y pericia para que lo convenido y estructurado marchen en tiempo y forma.
He ahí el universo del seleccionador argentino en estos días de aparente calma chicha.